miércoles, 31 de marzo de 2010

Road trip


Ayer me desperté en Benavente. Me fui hasta Azpeitia en coche y volví desde allí a Vigo. Más de mil cien kilómetros en coche en solitario.

Un recorrido así da para mucho, o para nada. No lo tengo muy claro. En cualquier caso, recorrer largas distancias te permite disfrutar de paisajes muy distintos que te llevan a pensar en lo arbitrario de las fronteras. Pero también en como los lugares marcan a sus gentes y así se forman los pueblos. Este es un país al que une una lengua común y separan los acentos.
¡Qué cardados! ¡Cuánto postureo en sólo cuatro minutos y medio!

También se puede escuchar mucha música. A mi me gusta la variedad, fuertes contrastes y mucho rock'n'roll. Una cosa es disfrutar de Bob Sinclair o David Guetta y otra bien distinta que sea lo que más escuche. Por aquí dejo algunos videos de lo que sonó ayer.

Y si se pone la radio, claro, cae algún noticiario, algún fragmento de alguna tertulia, alguna opinión trascendente y muchas intrascendentes. No llevo bien ese chorreo de información repetida. Que si Matas, que si Matas, que si Matas, que si Matas... ¡ah! y lo del perro que mordió a Maradona. Decía el periodista argentino que Maradona es tan fuera de serie que consigue que, de lo que no es noticia por definición, se hable en todo el mundo.
Pero sobre todo da tiempo a pensar en muchas cosas. En el mucho mundo que queda por ver. En las cosas que sucedieron y en las que sucederán. En los lesionados y en los enfemos. En politica, en deporte, ¿cómo voy a cuadrar mis entrenos?, en trabajo, ¡queda tanto por hacer!, y en si los chicos de verde habrán estado atentos. Espero que no.
Lo malo es que tantas horas después, no vi la luz. Somos polvo en el camino. Cena pasada la medianoche y otro día sin entrenar.

miércoles, 24 de marzo de 2010

A cara de perro

Como ya es sabido, tenemos un perro que se llama Tri. ¡Vete a saber porqué!
- Hoy hemos estado a punto de perder al perro.
- ¿Y eso?
- Dejé al perro atado para entrar en el supermercado. Al salir, lo desaté y no sé como, pero se soltó lanzándose a correr. Lo llamaba y no obedecía. Entró dos veces en el súper y otras tantas se lanzó al a carretera. Supongo que por correr libremente por la Veronza estos días, ha tenido esta reacción.

Este perro necesita correr, pensé. Hoy tenía previsto un rodaje suave de cuarenta minutos. De entrada, me parecía un poco fuerte para un caniche de su tamaño y edad, pero como el recorrido iba a consistir en unas vueltas a la manzana, le puse la correa y me lo llevé.
La cosa empezaba bien. El perro entendía que íbamos a lo que íbamos. Me acordé de aquella película en la que tres solteros tenían que cuidar de un bebé. Concretamente de la escena en la que uno de ellos liga con el bebé en brazos. Evidentemente no porque fuese de ligue, sino porque mucha gente se me quedaba mirando.
Pero al cabo de unos minutos noto que se niega a correr, miro hacia el can y allí estaba, arrastrado por su amo, las cuatro patas en posición de "aquí y ahora porque no aguanto más" y comenzando la faena. ¡Será c.! Pues eso, paré el pulsómetro y me puse a buscar una bolsa o equivalente para recoger aquello (al final, un tubo de patatillas vacío). Continuamos la carrera. Mucho mejor, iba más ligero, claro.
Empezaba a creer que la disciplina de la carrera le gustaba y lo cierto es que salvo un par de cruces con sendos perros con sus más sedentarios y fumadores amos, todo funcionaba. Unos tirones de vez en cuando para ajustar el ritmo o la posición y perfecto.
Y llegamos al fin de la primera vuelta: repecho corto, unos cien metros, pero intenso. Noto que Tri se queda y ante la perspectiva de que tire la toalla durante la segunda vuelta y me fastidie el entreno, lo dejo en casa. En total, casi tres kilómetros en 16 minutos. Parece que la cosa promete para rodajes cortos y suaves. Supongo que la próxima vez que me ponga la ropa de correr, si viene como un rayo, querrá decir que le ha gustado la experiencia.

lunes, 22 de marzo de 2010

Haciendo novillos por Lisboa

La semana pasada no pude entrenar el lunes (mejor no cuento porqué). El caso es que preveyendo lo que iba a suceder durante el fin de semana hice una triple sesión doble. Martes, miércoles y jueves media horita de natación y después a casa a completar una hora de ejercicios variados sobre el rodillo. Al menos salvamos los muebles.
Y es que, aprovechando el festivo, nos fuimos a Lisboa. La directora y yo ya habíamos estado en la ciudad, pero de esto ya hacía once años. Demasiado tiempo para alguien a quien le gusta Portugal. Me encuentro cómodo viajando por el país, descubriendo nuevos lugares en los pueblos y en las ciudades.
En este caso, 1.187km después, Lisboa ha colmado nuestras expectativas. Hemos paseado por el Rossio, callejeado por Alfama, disfrutado de las magníficas vistas desde el castillo de San Jorge y también nos hemos sorprendido con algunos de los animales que se pueden ver en el oceanario. También nos hemos acercado a Sintra en donde nos horrorizó la extravagancia del Palacio da Pena. Aunque un lugar así no deja de ser el punto de contraste de una torre tan bonita como la de Belem.
Finalmente, un trote corto el domingo por la mañana, machacando las piernas por el sempiterno adoquín portugués. Hoy, cuando he visto las clasificaciones del duatlón de Leiro, no he podido dejar de preguntarme como voy a superar el examen. Quizás debería cambiar el multideporte por el ballet...

jueves, 18 de marzo de 2010

Duatón Cross Mámoa de Candeán Vigo

- ¿A dónde vamos por la tarde?
- Vamos a ver correr a papá
- ¡Nooooooo!
Al unísono, intervengo:
- La carrera es en un parque forestal, hay unos columpios y podréis jugar con Tri
 Salir, salimos juntos. Después Juanjo acaba con la mitad del pelotón y yo me aseguro de que lleguemos todos.

Primer duatlón cross Mámoa de Candeán Vigo, estupendamente organizado por el C.T. Mar de Vigo. Las distancias 5/20/2,5km. El día era frío, pero lució el sol durante buena parte de la carrera, lo que sin duda elevó el ánimo de los poco más de cien participantes. Mi carrera según tengo por costumbre a cola de pelotón. La primera carrera a pie aún menos mal, manteniendo un ritmo digno llego a la primera transición.
Vísteme despacio, que tengo prisa. 

- ¡Apura papi! ¡Qué te pasan todos!
- Lo bien hecho, bien parece, mantengamos la calma.
- ¡Vamos, papi, corre!

Tanto el recorrido a pie como el ciclista, muy bonitos. De poca dificultad técnica y sin demasiado desnivel, aunque según mis cachivaches, la diferencia de desnivel con respecto a Beariz no llegó a los sesenta metros. En cualquier caso, desde la bicicleta se disfrutaban de paisajes fantásticos teniendo por fondo la ría de Vigo.

Primera vuelta en bici completada.
- ¿Cuántas vueltas son?
Parece que la directora deportiva no había hecho sus deberes.
- Tres.
- No llegas
Vaya, gracias por los ánimos. Bueno, las niñas animaban con fuerza al completar el primer bucle.
Juanjo iría más deprisa si no fuese por lo que le pesan los bíceps (y los tríceps y los deltoides y...).

Completo la segunda vuelta.
- Ahí viene
- Ya decía yo que tenía que llamarle al blog "la tortuga de Vigo"
- ¡Pero si va el último!

¡Mentira! Aunque por poco, las cosas como son. Subiendo y llaneando voy aguantando el tirón del último tercio del pelotón, pero bajando...no sé como hay quien no toca freno por trialeras y zonas de mucha pendiente. Son auténticos virtuosos, quizás un poco descerebrados también. Saludo a la afición y obtengo un "hola" más bien sosillo. La directora se entretiene tomando fotos, cada vez lo hace mejor.

Segunda transición y a correr. Completo el duatlón entre peticiones para que haga el gesto de la victoria y los ánimos de la afición en meta. Muy contento porque he vuelto a cumplir con mis objetivos y, comparando este duatlón con el de Beariz, he mejorado en todo excepto en la última carrera a pie, tanto en valores absoulutos como relativos. También es cierto que el recorrido era más rápido.
Después de la carrera hubo un sorteo con un montón de regalos. Incluyendo muchas camisetas de triatlón. Ya sabéis, de esas diseñadas para lucir ombligo. Hubo a quien le tocó una talla S, estoy deseando verlo de esa guisa.

Unas fotos son mías y otras de la galería del C.T. Mar de Vigo. Se pueden ver aquí.

martes, 16 de marzo de 2010

A pie de página

Curioseando en el blog de La Passione, me he encontrado con Tiny Dancer. No sé muy bien por qué, pero al escucharla me he acordado de un encuentro que tuve el domingo por la noche. Salíamos a cenar una pizza los cuatro y nos encontramos con un ex-compañero del trabajo. Iba con su mujer y sus dos hijos. Fue un breve encuentro, agradable. Más tarde la directora deportiva me preguntó en si me había fijado en sus niños.
- Sí, iban monos, ¿no?
- Muy puestos, las niñas nunca irán así.

Miré hacia delante e iban saltando y haciendo el tonto, muy contentas. La pequeña un poco astrosa, la mayor riendo a carcajadas. No, no pasarían por niñas pijas ni a propio intento. El sábado cuando entramos en el coche la pequeña ya había puesto Los Ramones. Hoy tuve una reunión en Vigo y llegué muy temprano a casa, a comer. Preguntó si ya me habían despedido.

No me cuesta imaginarme con ellas en el coche buscando nuevos destinos. El hogar son las personas.
(Debo estar flojo, nunca me habían llamado la atención las canciones de Elton John.)

viernes, 12 de marzo de 2010

A orillas del Guadalquivir

Desde el martes estoy en Sevilla y mañana me voy. Esto ha sido un no parar, no parar de trabajar, de comer, de reir (sí, la verdad es que coincidimos con algunas personas muy simpáticas, así que hubo risas) y de no sé que más. Incluso hemos tenido tiempo para hacer algo de turismo. Poco tiempo para estar conectado.
Coincido en sitios distintos con personajes curiosas, en un contraste continuo de puntos de vista. El martes estuve con un francés que vive desde hace mucho tiempo en el Reino Unido. Bueno, esto no es muy cierto, ya que se encarga del desarrollo de negocio de su empresa, la empresa para la que trabaja, en el Lejano Oriente.
Nos contaba que cuando estudiaba ingeniería en Francia sus profesores le decían que el proyecto del Concorde había sido una maravilla técnica. Sin embargo, cuando realizó un máster en el Reino Unido, lo que los profesores recalcaban era que el Concorde fue un desastre financiero.
Este comentario llegó al hilo de lo que opinaba uno de los comensales en relación con las autonomías: Un completo desastre, un disparate para el que ya había muchas voces que opinaban que había que dar marcha atrás. Redondeaba sus afirmaciones diciendo que los estados debían de estar gobernados por profesionales de la industria privada. El francés quería poner en evidencia que sobre un mismo hecho pueden darse opiniones diferentes, aún habiendo una parte de verdad en todas.
Al día siguiente, en otra mesa distinta. Un comensal se mostraba indignado por las palabras de un alto cargo del poder judicial andaluz que dijo algo así como que las autonomías no servían para nada y que Andalucía no había obtenido nada de provecho por ser comunidad autónoma (otro más). Estaba tan molesto que dijo haber valorado ir al defensor del pueblo para denunciar su malestar y pedir explicaciones. De sus vecinos sevillanos, uno cerraba filas con él, el otro no tenía claro que opinar. Madera de político.
Sobre todo esto y mucho más he pensado durante la carrera de hoy, casi catorce kilómetros a 16ºC y ritmo constante, unos segundos por encima de los cinco minutos el kilómetro. Ayer por la mañana pasé tanto frío que no pude pensar en otra cosa que correr. Iluso de mí. Ir más rápido no acelera el tiempo y tampoco calentó mis manos.
El sábado toca carrera.

domingo, 7 de marzo de 2010

Bob Sinclair

El pasado jueves salí de la oficina desanimado. Por nada en especial, quizás porque estaba solo en la ciudad. El aire frío me golpeó en la cara, venía del norte y me convenció de que no debía correr por la calle, al menos con la ropa que tenía en la maleta. Llegué a la habitación y estuve dudando entre tumbarme en la cama o subir al gimnasio a correr en la cinta. No me gusta la cinta. Correr sin ir a ninguna parte, en una sala cerrada...a punto estuve de dejarme llevar. Finalmente, subí al piso veintinueve.
Había una persona en el gimnasio. Pasó de la bici a la elíptica mientras yo empezaba el entreno, cincuenta minutos por delante sin más intención que hacer unos cambios de ritmo y cubrir el expediente. En la televisión el sempiterno concurso de la RAI, en ocasiones interrumpido por esos anuncios sexistas que tan bien deben tolerar los italianos. Para animarme había decidido escuchar a Bob Sinclair y su House Masters. La píldora surtió efecto, desde Outro Lugar mi ánimo cambió. Empecé a soñar despierto y a reírme con las anédotas del día anterior. Un colega contaba que hace unos años fue a un congreso en Hawaii en el que el público y algún ponente llegaba a las charlas mojado por venir directamente de la playa (pensar que estuve a punto de entrar en la dinámica de los congresos, ¿qué hice mal?).
Con World, Hold On estaba sudando la gota gorda y ya solo en el gimnasio me quité la camiseta. Con Love Generation entró una chica que se sonrió, supongo que porque le dio apuro verme de esa guisa y yo no me puse más colorado porque era imposible. Se fue y volvió, acercándose para preguntarme si sabía donde se daban los masajes en el hotel.  Sin comentarios. Le dije que no tenía ni idea y se fue (esto es la vida real y no una película).
Sesenta minutos después dejé la cinta y completé el día con una sesión de gimnasia y estiramientos. Las luces bailaban y la morriña regresó.

viernes, 5 de marzo de 2010

T' Kelderke

Esta semana salí siempre de trabajar justo cuando el sol se estaba poniendo o ya era de noche. Aquí no es difícil que ocurra esto, al norte y en invierno, no se puede esperar otra cosa. En cualquier caso no he tenido tiempo de hacer turismo y tampoco venía a ello.
Lo que he visto, lo he visto de noche y, al no ser la primera vez, pues tampoco me ha emocionado. Claro que de esta afirmación excluyo la Grand Place, que es realmente bonita. Y regreso de nuevo sin haber visitado el Atomium. Habrá más oportunidades.
Me hubiese gustado hacer algunas compras, pero realmente no tuve tiempo. Únicamente hoy compré algo de chocolate en unas galerías a la antigua usanza. Quería haber visitado una tienda especializada en ciclismo, pero en el hotel no sabían ni de que les hablaba.
Por lo tanto, lo más destacable fuera del trabajo han sido las cenas y es que, en esta ocasión, me he autoabonado al restaurante T' Kelderke. Este restaurante está en la Grand Place, pero no es un local especialmente orientado hacia turistas.
La primera vez que cené allí fue el día de mi cumpleaños hace dos años. El local es pequeño, agradable y bien servido. Se pueden degustar las típicas especialidades de Bruselas como por ejemplo el stoemp, que es un puré de patata con verduras esmagadas, o los mejillones. Por supuesto, todo esto debe aderezarse con un rica cerveza del país.

Bon apetit!

martes, 2 de marzo de 2010

Concepción

Quizás la única dieta que sigo es la informativa. Si algo es realmente importante, me acabo enterando. Por si fuera poco, estos días estoy más aislado de lo habitual, así que hoy tomé un periódico para echarle un vistazo durante el desayuno.
Cuando el domingo salí de Vigo, ya sabía que se había producido un terremoto en Chile, la cifra de víctimas ascendía a poco más de setenta. Hoy he quedado de piedra al leer que son más de setecientos los muertos. Me ha impresionado además que el terremoto afectó a las regiones de Maule y Bío Bío, incluyendo las ciudades de Talca y Concepción. Esas fueron las zonas por las que estuve durante mi viaje a Chile hace ya más de un año. De hecho, en el periódico de hoy (uno extranjero, no recuerdo el nombre), salía una foto en portada de un edificio derruido que bien podría ser el hotel en el que me alojé en Concepción.
Cuando dejé el país, lo hice con muy buen sabor de boca por el magnífico trato recibido. Sus gentes fueron extraordinariamente acogedoras, haciéndome sentir casi como en casa. Uno no espera volver a ver a todos los que conoció, pero sí que les vaya bien. Actualmente me es difícil pensar que eso hay podido suceder. Ya no me acuerdo del nombre de todos con los que estuvimos, sí de sus caras, sus maneras y parte de su carácter.
Hace un tiempo una amiga me preguntó si creía en la profecía maya. No creo en la profecía en sí misma, pero sí en que a uno le puede alcanzar su particular destino maya en cualquier momento. La cuestión no es sólo si has disfrutado todo lo que hubieses querido y hecho aquello que querías hacer. También incluye si has querido de verdad a aquellos a los que estás unido y se lo has demostrado, si les has ayudado cuando podías y si te acuestas con la conciencia tranquila. En días como este me pregunto por qué no estoy durmiendo en mi casa.
Mis condolencias al pueblo chileno.

lunes, 1 de marzo de 2010

Sobre los expertos

Las oficinas, si alguien quiere venirse, le alquilan unos miles de metrillos.

Me han convocado a Bruselas para trabajar en calidad de experto. No vayáis a creer que estoy presumiendo, una cosa es que le llamen a uno experto y otra bien distinta que lo sea. Aunque recientemente he aprendido que se puede ser experto sin tener necesariamente unos profundos conocimientos de una materia dada. Es decir, uno puede ser experto porque tiene una mayor visibilidad que la mayoría de las personas en un campo determinado. Así, en una empresa que fabrica ascensores, un experto puede ser el ingeniero que calcula la estructura del ascensor, seleccionando los materiales más adecuados y diseñando la forma de unirlos. Con sus muchos conocimientos técnicos y años de experiencia. Un experto al uso. Mientras tanto, otro experto puede ser el gerente, quien tiene visibilidad sobre el mercado de los ascensores y sus tendencias, los métodos generales de diseño y fabricación, pero sin saber mucho sobre el producto que vende la empresa que dirige. De acuerdo con esta última definición, es fácil ser experto en algo. O eso creía yo.
La sauna, de lejos, lo mejor del hotel. No me hagáis hablar del resto.

Todo el día con molestias en la rodilla, como durante los últimos tres. La verdad es que estuve tan metido en el trabajo que sólo me daba cuenta al levantarme a por un vaso de agua o cualquier otra cosa. Por tanto, llegué al hotel y me dije: 45 minutos corriendo. Si siento molestias los cambio por la elíptica. Si sigo sintiendo molestias, cancelo el entreno de hoy. Me subo a la cinta (hoy no me apetecía pasar frío) y desaparecen las molestias. No sé para que escribo aquello de “piensa como un abejorro, entrena como un caballo”, porque ya emocionado decidí quemar la lasaña de mediodía a golpe de ritmo infernal. Se suponía que esto no tocaba, pero ya está hecho.
Las vistas desde la sauna (piso 29).

Después de estirar en la sauna e irme a cenar, regreso al hotel sin molestias. Entre la ida y la vuelta, una hora caminando. Creí que entendía a mi cuerpo, algo, y resulta que no tengo ni idea. No soy experto ni en el conocimiento de mi mismo. Habrá que seguir estudiando.
Llegué con mucha hambre al restaurante. Cuando me acordé de quitar la foto, ya era tarde.