lunes, 31 de mayo de 2010

III Triatlón de Nigrán

El sábado pasado participé en el triatlón de Nigrán. El primero de la temporada en mi cuenta particular. Tenía muchas ganas de comprobar como me encontraba en carrera. Además, ya hacía unas semanas que no participaba en prueba alguna y lo echaba de menos. Como se trata de la modalidad sprint, no alargaré innecesariamente la crónica.
Falló la concentración durante buena parte del sector acuático, incluyendo la salida

El Desembarco de Normandía
Nos metimos en el agua para salir unos setecientos cincuenta metros depués. El mar estaba revuelto. Al menos a mi me lo parecía. Las pequeñas olas se sucedían rápidamente y me sentí como un corcho abandonado a su suerte. No veía claramente las boyas y tampoco alcanzaba a mantener un ritmo constante. A cambio, en seguida me quedé solo y nadie me golpeó en exceso. Desde luego, yo no sacudí a nadie.
Llegando a la playa, me puse de pie antes de tiempo y caí para volver a levantarme.
Si aquello hubiese sido Normandía hubiese desembarcado en la costa vivo, que no es poco.
Juanjo transicionando a mitad de pelotón. Excelente carrera posición 69 de 146 llegados. ¡Pillín!

La Batalla de Stalingrado
Desde la playa fui trotando hasta boxes mientras me peleaba con el neopreno. Localicé la bicicleta, me puse las zapatillas y salí al circuito. Me costó encontrar el ritmo, pero creo que excepto en un repechín al final del circuito, en todo momento mantuve una velocidad superior a los treinta kilómetros por hora. Como viene siendo habitual, no alcancé a ningún grupo y maniobré con cuidado en los giros. Aún así a punto estuve de caerme al meter la bici en una zona de arena. Como novedad, llevé a mi rueda durante casi la mitad del recorrido a otro triatleta.
Si aquello hubiese sido Stalingrado hubiese resistido el asedio.
Dos malas transiciones se encargaron de rebajar una media razonablemente buena.

El Alamein
Y así, llegué a la carrera a pie. Deseando saber si el haber mantenido un ritmo vivo, para mi, claro, había provocado un destrozo. Al principio de la primera de las tres vueltas adelanté a dos conocidos a los que esperaba haber alcanzado en el sector ciclista. Supuse que al menos uno trataría de darme alcance. Sin embargo, me encontraba cada vez mejor y cada vuelta la hice más rápida que la anterior. Aún así, en los últimos metros de la carrera vi a unos trescientos metros a uno de esos veteranos independientes y a un chico que parecía ir desfondándose. Me dio coraje: "pero si parece que son de los que no entrenan". Y fui a por ellos, adelantándoles al sprint.
Si aquello hubiese sido el Alamein apenas me hubiese dado tiempo a escapar rumbo a Túnez, perseguido por Montgomery.
En la bici me seguiste...

En conclusión, algo más de una hora y veintidos minutos. Decepción por una natación muy floja, falta de concentración y esfuerzo. Pero satisfecho con los otros dos sectores, así como por la vida social posterior.  Creo que es suficiente con decir que la carrera remató sobre las seis y media y cogí el coche para regresar a casa pasadas las nueve. Si hasta uno de mis lectores, escasos, me felicitó por el blog. Gracias Daniel, excelente debut.

Fotografías tomadas de BagRap.

viernes, 28 de mayo de 2010

La competición

Imaginemos que tenga un trato cercano con un buen atleta popular. Ya acercándose a los cuarenta, en competición se mueve en el entorno de los tres minutos y medio el kilómetro. Es fácil echar las cuentas, 35 minutillos en un 10.000, bien por debajo de la hora y veinte en la media maratón, en torno a dos horas cuarenta en la maratón.
Cuento esto al hilo de lo que escribía en la entrada anterior. Está claro que no está en puestos de podio, pero también que su nivel es superior al de la media. Su forma de ver la competición le ha llevado a no repetir su participación en una carrera cuando cree que no va a poder mejorar su tiempo anterior. Si no llega bien preparado a una competición, le da rabia que le ganen otros con menos calidad. Desconfía de los que mejoran mucho de año en año ("ya se sabe, los hay que aún siendo populares visitan a ciertos médicos"). Desmerece a los que van más lentos ("¡bah! a cinco minutos el kilómetro, tres horas y media. ¡Estará contento!").
Al exponer sus puntos de vista tengo la impresión de que se olvida de disfrutar. Lo noto quemado, quizás por los muchos años de competición. Pero no, creo que no. Creo que el problema radica en un ansia de superación que le impide disfrutar del hecho de mantener un excelente estado de forma, del contacto con el mundo  durante el entreno, de sentirse vivo en competición.
Puede que sólo sea mi impresión, pero como él amigo imaginario hay muchos en el pelotón popular. Hace unos años, precisamente de aquella carrera tomé la imagen de cabecera de este blog, hice uno de mis magníficos tiempos en una carrera de unos diez kilómetros. Es decir, bien por encima de cincuenta minutos. Como era una carrera sin "chip" los jueces anotaban el tiempo en unas listas. Se ve que el grupo de corredores populares era numeroso, porque antes de pasar por meta había que hacer algo de cola para que les diese tiempo a anotar los números. Todavía recuerdo lo mucho que se indignó el tipo que llegó delante de mi. Se ve que le dolía pasar de paquete a paquetón...
El hombre de azul no era el protestón

miércoles, 26 de mayo de 2010

El ciclista

Efectivamente, el libro de Tim Krabbé se lee del tirón. Ya lo decía el doctor. Es uno de esos libros que dan más de lo que leyendo la sinopsis de la contraportada se podría intuir. (De las críticas de los medios especializados poco se puede esperar, suelen ser magníficas por definición.)
Krabbé narra por kilómetros y consigue que la tensión de la carrera envuelva al lector. Sin embargo, este libro ha tenido para mi un efecto no esperado. Después de leerlo me he preguntado qué sentido tiene la competición. O de otra manera, qué sentido tiene a ciertas edades cuando la victoria es todavía más improbable. Cuando se compite por la victoria es difícil encontrar un disfrute en ello. La tensión crece y la decepción es casi inevitable. Incluso cuando se compite con uno mismo. ¿Se deberia entonces abandonar la competición? O mejor aún, ¿se debería dejar de pensar en estas cosas? Los resultados están sobrevalorados, las sensaciones y el trabajo bien hecho deberían primar.
Me gustaría saber si Krabbé sigue montando su bicicleta. Si todavía compite en pruebas populares o si ha abandonado todo ello. Si es esto último creería que fue por pensar demasiado.

La sintesis

Esta tarde asistí a una charla por un tema de trabajo. En un momento dado el ponente insistía en la necesidad de sintetizar y la dificultad de hacerlo bien. Contó una anécdota que me resultó simpática. Parece ser que Wenceslao Fernández Florez escribía unas pequeñísimas columnas de opinión para uno de los diarios en los que trabajó. Pongamos que de un par de párrafos. Un día pubicó cuatro. Al llegar a la tertulia le preguntaron:
- Pero Wenceslao, ¡cuánto ha escrito hoy!
- ¿Sabe?, es que no tuve tiempo.

domingo, 23 de mayo de 2010

Un paseo por Göteborg

Llegamos y esperamos por las maletas, como en todas partes. Salimos de la terminal y un taxista se ofreció a llevarnos. Pero su taxi estaba pintado de forma diferente al resto y no quisimos subir. Después comprobamos que no le estaba permitido trabajar en el aeropuerto y, además, que nos quería cobrar más caro. Esto nos lo contó la taxista quien se despachó a gusto y más tarde se puso a hablar por el móvil mientras conducía. Y ahí me pregunté, ¿no eran los suecos diferentes?
Göteborg es una ciudad portuaria, industrial y universitaria. De aproximadamente medio millón de habitantes. Por sus calles pululan cientos de bicicletas. Todas muy usadas. El tranvía tiene mucha presencia y, sin embargo, por las calles del centro, parece haber pocos coches.

En cuatro días sólo vi tres coches de policía y el ambiente era bastante alegre. Como corresponde a una ciudad repleta de jóvenes madres. Y es que era realmente sorprendente el número de carritos de bebé en circulación. Parece que el gobierno sueco ha puesto en marcha un plan de fomento de la natalidad realmente efectivo...
Tenía idea de que los suecos eran rockeros. Sí, creo que se puede confirmar. Con lo que no contaba era con ese gusto tan americano. Increíble la cantidad de coches americanos clásicos circulando. Tremenda la cantidad de Harleys. Me atrevería a afirmar que al menos suponen un tercio del parque motociclista de la ciudad. Muy numeroso, por cierto.
Una grata sorpresa ha sido la comida. Mucho pescado y muy bien preparado. Eso sí, no se puede decir que fuese económico, especialmente si consideramos los postres. No era raro pagar entre nueve y doce euros por un poco de queso o quizás algo más exquisito.
 
Y pese a que no tuve ocasión de ir a ningún museo, tampoco hizo mucha falta. Hay una gran cantidad de esculturas por la calle. En días de primavera como los que tuve la suerte de disfrutar, un regalo para la vista.
En resumen, cuatro entrenos en ayunas en un pequeño gimnasio de hotel en el que lo usual es que los más maduritos sudasen la gota gorda con la ayuda de un entrenador personal.
Por cierto, el trabajo bien, gracias.

lunes, 17 de mayo de 2010

Se o pasado é pasado

SE o pasado é pasado

i o presente é o urgente

por qué inda busca a xente

aquil soño clausurado?
 
Uxío Nonvoneyra
Jeff Brass

Ser o no ser

Pues aquí estamos a golpe de lunes. A pocas horas de acudir a la fiesta del patín, en el día de las letras gallegas. Me acuerdo de la salida en bici del viernes. Quedé con Juanjo y salimos de Samil (en realidad yo ya había salido antes) hacia Nigrán por el interior. De allí a Gondomar y subimos al alto del Couso. Y ahí nos líamos. Teníamos ganas de más y un despiste monumental, sobre todo mío, nos puso en Tomiño y de ahí a La Guardia y regreso a Vigo, peleando contra el viento en un sube y baja ondulante por la costa. Al final, más de cien kilómetros y más de cuatro horas de salida, cuando estaban previstas dos o dos horas y media. Y claro, nos dio tiempo a hablar de muchas cosas y le conté una anecdota de la semana pasada, que me ha animado a dejar por escrito.
El martes se suponía que debía viajar con mi jefe a Bolonia. Debido a la nube volcánica volamos hasa Madrid y allí esperamos durante casi siete horas en la T4 al vuelo siguiente. Éste se retrasaba continuamente, de media en media hora. Ante la perspectiva de dormir en la terminal reservamos un hotel en Madrid y cancelamos el viaje. En el taxi íbamos comentando el discurrir de la tarde, como nos habían subido y bajado del avión, el problema de encontrar un hotel...llamé a la agencia explicándole lo sucedido. Dudábamos si regresar en coche de alquiler o en avión y nos acordamos del tren. Mi jefe le pidió un número de información al taxista, no funcionó. Localicé por internet el número de RENFE. Así que mientras mi jefe compraba los billetes, yo llamaba a Italia y cancelaba el coche de alquiler y el hotel.  Conseguimos cama en el tren hotel, cancelamos el hotel en Madrid. Cambiamos de dirección y hubo un momento de calma.
- Oigan, ¿ustedes son españoles? Porque hablan muy bien español.
Nos miramos sorprendidos, mi jefe contesta:
- Sí, ¿por qué lo pregunta?
- Mira que han tenido problemas, siete horas en el aeropuerto y ahora hacen sus gestiones tan tranquilamente. Ni un grito, ni mal humor, ni un mal gesto...
Mi jefe le pilla el punto al taxista:
- Ni un "mecagoenlap."
- ¡Eso! ¡Ni un "mecagoenlap."! Es que si fuese yo, bueno, la que habría caído...¡Qué lección de temple! Que serenidad y eficacia.
- No parecemos españoles, ¿verdad?
Al final nos acabamos riendo los tres a base de bien. El taxista nos dejó en Chamartín estrechando nuestras manos y agradeciéndonos aqulla lección de temple. Aunque supongo que también pensaría que nos somos buenos españoles.

jueves, 13 de mayo de 2010

Willy DeVille

Ayer, buscando la banda sonora de la tarde me acordé del "Demasiado Corazón" de Willy DeVille. Ya sabéis aquel tipo que tenía un aspecto mezcla de capitán Garfio y vampiro salido de la película de "Entrevista con el vampiro". Lo cierto es que me enteré de que murió el año pasado. Parece que de cáncer de páncreas, aunque también tenía hepatitis C (Wikipedia dixit). No llegaba a los 59 años. Aunque supongo que no tuvo que ver con el cáncer, tampoco parecía el típico tipo que se cuida mucho (¿algo?), hace deporte-salud y todo eso...Menos mal, tiene que haber de todo. Además, cada cual tiene que explorar unos límites, ¿no?
Allá por los principios de los noventa la canción tuvo mucho éxito, tenía su gracia la forma en que cantaba el estribillo en español, pero lo cierto es que a mi lo que más me gustaba era el acompañamiento de las trompetas.
No creáis que esta es una entrada triste, sólo un recuerdo hacia un artista no muy famoso, pero que a mi me parecía muy bueno y con su propio estilo.
(Triste es hablar de política o economía en este país.)

miércoles, 12 de mayo de 2010

Bikefitting

El viernes anterior al duatlón de Guitiriz concerté una cita en la Trek Bycicle Store de Vigo para hacer un "bikefitting".
-¿Qué dices que vas a hacer?
-Un bikefitting
-¿Y eso qué es?
-Adaptar la bicicleta a tu físico. Para eso te miden y obtienen unas medidas ideales en función del uso que le vas a dar a la bicicleta. Después la regulan hasta dejarla lo más cercana a ese ideal.
-¿Y por qué no dices que vas a ajustar la bici?

Pues eso. Allí llegué con la bici de carretera y vestido de ciclista para la ocasión, después de todo, ¿qué sentido tenía ir en coche? El Sr. R estaba ocupado y me tocó esperar un rato. ¿Sr. R? Sí, nos ha salido tímido, así que respetaré su derecho a la intimidad. Mientras esperaba curioseé a gusto por la tienda, en estos lugares tengo la impresión de que me lo llevaría todo. El tiempo pasaba volando.

Me explicó el proceso y llegamos a la pregunta clave:
-Bien, ¿y qué uso le vas a dar a la bicicleta?
-La voy a usar para competir en duatlones y triatlones

Marcó en la ficha la casilla de competición triatlón con toda naturalidad. ¡Qué profesional! Ni una sonrisa pese a tener a un tirillas con pelos en las piernas delante. Estupendo. Después de todo, el deporte popular se basa en la ilusión, así que, ¿para qué ahogarla? Por otra parte, una respuesta racional supongo que debería incluir algo así como "querría una posición confortable, después de todo voy teniendo una edad y no voy a competir por un gran tiempo o una buena posición". Pero esta respuesta tiene un inconveniente y una inconsistencia. El primero que es muy larga. La segunda es que se basa en que el hombre es un animal racional y, en realidad, sólo es animal.

Así que pasó a medirme, calculó las cotas ideales para dos escenarios distintos y sobre un artilugio que simulaba una bicicleta las probé. Con la primera me encontré fenomenal, allí tumbado, perfectamente aerodinámico me imaginaba por el kilómetro 160 pedaleando sin cansancio. La segunda era la propia de triatlón, cargando un poco más en las manos, más compacta. También me gustaba. Lo malo es que al pasarlas a mi bici, la primera no valía. El dichoso tamaño del cuadro y que mis medidas me situan justo entre dos tallas, y tenía la pequeña. Para la segunda había que cambiar la potencia. Ya sabía yo que pagaría algo más que sólo el ajuste. Y allí se puso a buscar la mejor opción que resultó ser la de una radical potencia de 130mm y 17º negativos.
-Si quieres te la presto, pruebas la bici y ves si te adaptas o buscamos algo más moderado. ¿Cuándo me dijiste que tenías una carrera?
-Mañana
(La cara de sorpresa fue impagable.)
-¿Y vas a participar probando los cambios por primera vez?
-Sí, total son sólo veinte kilómetros. Por mal que vaya, acabará pronto.

Sillín arriba, manillar abajo y ¡a correr!

Al final, los seguidores de este blog ya sabéis que el problema fueron las truchas y no la bici. El caso es que evidentemente la bici ahora es un poco más nerviosa, pero siento que pedaleo más redondo, creo que puedo desarrollar más potencia (supongo que con un medidor, podría constatar una mejoría de un cuarto de vatio o algo así) y, al final, no me noto más cargado. Parece que todo va estupendamente, así que he quedado muy contento: recibí lo que esperaba, por un precio razonable y con un trato excelente.

domingo, 9 de mayo de 2010

Entreno dominical

En realidad, nada nuevo que contar. Me levanté algo machacado y sin muchas ganas de entrenar (a lo que se llega). Puede que fuese la carrera de ayer, noventa minutos progresivos, más la sesión de gimnasia; puede que fuese que hacía trece grados y soplaba un aire de cuidado. A diferencia del miércoles, hoy soplaba con componente sur.

Finalmente, me decidí a salir bien abrigado. Costeando hacia Bayona, peleándome con el viento. La ida, sesenta y seis minutillos para un total de veintiséis kilómetros. En Bayona tenía que hacer una parada logística. Miro al cielo y veo a la Virgen de la Roca. Pues nada, en honor a los lectores del blog subo el repechillo (es muy corto, aunque hay una rampita al 15%) y saco unas fotos. Milagrosamente, luce el sol por unos instantes. Ya se sabe, en esta tierra todo se sucede en un milagro continuo. Como el del regreso, para la misma distancia, 54 minutos. ¡Como empuja Eolo!

Al llegar a Vigo cambio el coulotte por el bañador y aprovecho media horita de piscina, haciendo unas series de cien metros a ritmo constante. Ahora pago el esfuerzo y estoy empeñado en no quedarme dormido. Me voy a dar un paseo.

¡Feliz domingo!

(Ha pasado un rato y está lloviendo a mares. Si es que para todo hay que tener suerte.)

jueves, 6 de mayo de 2010

Encuentro inesperado

He venido a una feria a Madrid. Voy a tiro fijo, así que llegué temprano por la mañana y regreso en un par de horas. Al cabo del año asisto a pocas ferias, pero viajes como este hago unos cuantos. De la feria poco que contar en este blog. Como nos sobró algo de tiempo, visitamos un par de pabellones que estaban en reserva.
Entramos en el último de ellos e inmediatamente me acordé de un amigo de mi abuelo materno que trabaja en el sector. Empecé a hablar de él a mi compañero de trabajo. A los pocos minutos veo un expositor enorme de su empresa y a él sentado en una mesa con unos clientes. Dudo de si es él realmente. En frente está su hija. Sí que es. Me presento con una sonrisa en la boca, hacía más de diez años que no lo veía. ¿Te acuerdas de mí? Un sí titubeante, su memoria se remueve pero no acaba de situarme. Te voy a dar más pistas, soy de Ribadavia, hijo de... si hubiese dicho el nombre de mi abuelo sería demasiado fácil. Me confunde con uno de mis primos. Si le viese ahora no habría tenido duda. En fin, charlamos durante unos minutos. Su mujer también está en la feria pero no la veo, y me hubiese gustado. La vida se ha portado con él como tiene por costumbre, una de cal y muchas de arena, pero muchas. En su cara se refleja esto y aparenta mucha más edad de la que tiene.

Abandoné el pabellón en estado de shock. Me alegré de verlo pero, a su vez, me ha traído tantos recuerdos de aquellos que no están. A veces esto es insoportable. Mi madre me ha preguntado si se alegró de verme. Creo que no, o sí. Mi impresión es que yo también le he traído muchos recuerdos de tiempos mejores, de posibilidades perdidas, de amigos que no se olvidan. Quizás por ser un hombre experimentado, desde el comienzo esto se reflejó en su cara.
Cuida a los que quieres, aprovecha el momento.

domingo, 2 de mayo de 2010

IV Duatlón Concello de Guitiriz

Para comer, Lugo

¡Fallo garrafal!

Me las prometía muy felices

Dicen que "para comer Lugo", así que nos dijimos "pues nada, comemos de camino en algún sitio que nos tenga buena pinta". Y eso hicimos y a la media hora estábamos en Guitiriz. Un poco encima del cierre de control de material. Con tiempo suficiente para la salida. Y ahí saltó la sorpresa, en veinte minutos salía mi carrera. Me había confundido en una hora la salida, es decir, tenía que salir antes de lo que creía. Cuando empecé a trotar apenas había pasado una hora desde que acabara de comer. Un nudo en el estómago y la sensación de que aquello podía acabar como el rosario de la aurora. Entre tanto, nos saludábamos algunos de los habituales. Tenía la impresión de que había ganas de ir rápido, era el último duatlón de la temporada en el que uno se podía clasificar para el campeonato gallego (¡para clasificaciones estaba yo!).
¡En menudo lío me he metido!

La salida se retrasaba unos minutos porque no aparecía la guardia civil para cortar el tráfico. No seré yo quien escriba que sólo aparecen rápido para recetar algún "tranquilizante", pero, ¡qué caramba! Esos minutillos extra me convenían. Aunque el daño ya estaba hecho.
Ay las truchas, las truchas...

Salimos y, ¡bueno!, parece que no lo llevo mal. Identifico a aquellos a los que suelo ver a cola de pelotón, adelanto a algunos, busco mi ritmo y no tengo tan malas sensaciones. Acabo la primera vuelta y me pongo con la segunda, daba el solcito y, de repente, las truchas me preguntan porqué no habíamos empezado con un bañito. La fastidiamos, el esófago se llena de aire y me temo lo peor, no respiro bien y a duras penas mantengo el ritmo, durante la segunda vuelta, porque durante la tercera voy bastante más lento y me pasa hasta el apuntador.
Mientras unos iban como cohetes...
Otros reventábamos cual petardos de feria

Transición, muy tranquilo (no había casi nadie, claro) y a por la bici. Me noto sin muchas fuerzas y me fastidia, porque el circuito era rápido y tenía pensado exprimirme, pero nada, en cuanto lo intentaba las truchas saltaban un poquito y el estómago se me embotaba. Al comienzo de la tercera de las cuatro vueltas me adelanta un grupito, me incorporo para tratar de seguirlos y nada, ahora los gemelos. Está claro, no era mi día. Abandono el sector ciclista sin tener muy claro si me queda o no una vuelta más. No me funcionó el cuentakilómetros y el tiempo de hoy no me parece fiable. Transición sin historias y a correr.
Primera vuelta
Segunda vuelta en un Guitiriz monumental

Lo cierto es que aquí temí, y mucho, por la seguridad de la prueba. Al comienzo del tercer sector era tal la cantidad de metano que estaba generando, que cualquier pequeña chispa hubiese provocado un accidente catastrófico. Sin embargo, la última de las dos vueltas fue, con la primera de todas, la de mejores sensaciones. No me adelantó nadie en la última carrera a pie (también es cierto que no había muchos detrás). No se conforma quien no quiere.
¡Esto es todo, amigos!

Claro que hubo quien acabó peor

En resumen, una oportunidad de hacer un papel digno perdida por culpa de un error de novato. Después me quedé a ver la carrera rápida. Eso sí es correr, cuando sea mayor, quiero ser como esos. ¿O aquí funciona al revés?
Estos chicos del Galaico, corren que se las trae

Como dice aquel, hay más días que longanizas, así que espero tomarme la revancha el próximo 29 de mayo en Nigrán. Primer triatlón de la temporada.
Vámonos nena, que ya podemos pasar