miércoles, 29 de septiembre de 2010

Descanso activo

Una semana sin realizar ninguna actividad deportiva, ésta, y tres semanas de descanso activo. ¡Uf, qué agobio! No sé yo si aguantaré cuatro semanas sin poner un poco de orden...
¡Paren que me bajo!

lunes, 27 de septiembre de 2010

II Media Maratón Cidade de Vigo

Se acaba la temporada

Si alguien que lea estas líneas se ha dicho a sí mismo que es incapaz de correr a cinco minutos el kilómetro durante diez kilómetros seguidos, le diré que probablemente se equivoque. Ese fui yo hace unos años y, casualmente, me lo dije corriendo en una parte del mismo recorrido por el que ayer transcurría la II Media Maratón Cidade de Vigo. En aquel momento hice un cambio de ritmo sobre una distancia controlada y a duras penas aguanté el kilómetro a poco más de los cinco minutos el kilómetro (que también era la nota de aprobado para Oscarunnin).
Se me ve contento, ¿verdad?

La media se corría por un circuito urbano, llano y a tres vueltas. Ideal para hacer una mejor marca personal. Consciente de los entrenos de carrera con los que llegaba (mejor no hablamos de como fueron las últimas semanas), buscaba finalizar entre 1h40min y 1h45min. Finalmente 1h39min54seg. Cien minutos en los que corrí a un ritmo increíblemente regular ya que entre la segunda y la tercera vuelta medí dos décimas de segundo de diferencia. A lo tonto a lo tonto, casi diez minutos menos que mi mejor marca establecida el año pasado en la Vig-Bay.
La cabeza de carrera, éstos sí que le dan a las piernas

Punto y final a la temporada 2010. Ahora, al igual que hice el año pasado, toca aguantarse las ganas y no ponerse un dorsal hasta finales de diciembre. Y el miércoles al fisio, miedo me da.
José Luis Armada, de mayor quiero ser como él, ¡qué energía!

Fotos de la directora deportiva y de Michel.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Campeonato gallego de triatlón

Celebrado el 25 de septiembre de 2010 en Vigo. Día soldeado pero fresco, con un aire molesto de los que estorban en cuanto sales del agua. La prueba masculina era para poco más de sesenta elegidos.
Los hay que acuden confiados. A pesar de su juventud, tienen experiencia y buenas piernas. Pero otros, demuestran su valor y pese a las normas, acuden a finalizar la prueba para la que fueron elegidos.
La distancia es corta, pero olímpica. Las dos vueltas de la natación dan espectacularidad a la prueba. Los giros se realizan rápidamente para ganar unos segundos que nunca se sabe si serán imprescindibles.
Los triatletas salen del agua pensando en sufrir sobre una bicicleta. El temor a no unirse a un buen grupo. El temor a subir ocho veces un kilómetro al 6%. Pero, sobre todo, el temor a ser doblado dos veces por la cabeza de carrera.
Y, ¿qué sentido tiene la norma de los doblados? En un circuito estrecho o con mucha participación tiene sentido. ¿Y en caso contrario? ¿Si se hiciesen veinte vueltas de dos kilómetros y medio y se permitiesen doblados hasta tres veces tendría menos sentido que ocho vueltas y la descalificación si te doblan dos veces? ¿Cambiaría la seguridad de la prueba?
Pero las normas son las que son. Si los jueces te invitan a abandonar, te retiras. Sino, los deportistas aprietan los dientes y ofrecen el homenaje de su sudor a la prueba, a los espectadores y a ellos mismos.
Así tras cuarenta kilómetros urbanos, con el corazón saliéndose por el pecho, uno a uno los triatletas bajan de sus monturas y se disponen a correr. Serán diez kilómetros llanos, entre la orilla del mar y la terminal de Bouzas. Duros por el aire, duros porque aquí no se regala nada y cada esfuerzo realizado se paga con fatiga.
¿Merece la pena? ¿Existe un por qué? Porque tras pasar por la línea de meta todo el sufrimiento se transforma en placer; cuanto mayor sea el sufrimiento, mayor será también el placer. [...] Almohadones de terciopelo, parques zoológicos, gafas de sol, las personas se han vuelto ratoncitos de lana. Siguen teniendo cuerpos que podrían aguantar cinco días y cuatro noches caminando por un desierto de nieve sin comida, pero dejan que les den palmaditas en la espalda por haber salido a correr una hora en bicicleta.
El Ciclista. Tim Krabbé

viernes, 24 de septiembre de 2010

Gentlemen's race

Podríamos organizar una carrera de caballeros, y de damas. Una carrera ciclista en la que no hubiese reglamento ni jueces. Nada más allá de un recorrido y un pequeño número de equipos. La victoria sería para aquel equipo que, al completo, cruzase la meta en el menor tiempo posible. La gloria para todos los que llegasen a meta.
A una etapa de no menos de 120km, pero tampoco más de 200km. Buscando los paisajes más hermosos, pero no las carreteras en mejor estado. Quizás en otoño, con niebla y hojas por el suelo. Quizás mejor en invierno, con el frío atenazando las articulaciones en la salida. Antes de que lleguen las mejores sensaciones de una forma física perfecta, antes de que importe demasiado el resultado.
Una carrera en la que se compita con amigos, entre amigos. Que se pudiese acabar con un improvisado brindis al caer la tarde. La carretera está esperando.

Ride on, gentlemen!

2010 NW Gentlemen's Race from RAPHA on Vimeo.
La inspiración.
(Casi todas las fotos, han salido de aquí, menos la última.)

jueves, 23 de septiembre de 2010

Pensamientos en ruta

Desde hace semanas percibo la necesidad de hacer una puesta a cero para empezar de nuevo. No es que esté desmotivado, pero sí noto la necesidad de los nuevos objetivos acometidos con ilusión renovada. Además, físicamente me noto flojo y no me gustaría lastimarme ahora y parar más de lo imprescindible.
Estoy barajando diferentes opciones e incluso enfoques. Y, teniendo en cuenta mi economía doméstica, ya he comenzado a tomar decisiones. Pero otras decisiones se resisten, principalmente por prudencia.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Paleodieta y paleoentreno

Hoy a mediodía comí un trozo de carne asada con unos pimientos también asados. Todo muy rico y de alguna manera en línea con los principios de la paleodieta. Pero, ya se sabe, uno no está hecho para seguir una dieta. Así que decidí fastidiarla comiéndome un yogur y después, por si no era suficiente, me puse a comer unas ricas galletas tostadas y queso de cabra. Y porque después tenía que conducir, que sino hubiese caído un chupito de crema de orujo. Puro veneno para los paleolíticos ya que no sólo tiene alcohol, sino que incluye leche de vaca en su composición.
El caso es que regresé al trabajo pensando en que es difícil que siga otra dieta que no sea la de variedad y moderación. Pero también en que tarde o temprano llegará el paleoentreno. Al fin y al cabo, aquellos paisanos se pasaban el día corriendo de un lado para otro: en taparrabos, sin zapatillas caras, ni gafas para nadar, ni nada de nada. Pura forma física a base de correr, levantar pesos y zanganear de manera arbitraria.
Por mi parte, estoy preparado. Desde diciembre del año pasado hasta este junio pensé como un abejorro y entrené como un caballo, pero llevo unas cuentas semanas ya encadenando entrenos más bien de cualquier manera. Sumando horas y poco más. El domingo correré la media maratón de Vigo fuera de programa y pondré punto y final a la temporada. A ver que sale.
Estoy deseando volver a la rutina programada (después del descanso pertinente, claro).

viernes, 17 de septiembre de 2010

Inspiración


Rapha Continental | B2B | Boston, MA to Windsor, VT from RAPHA on Vimeo.

Cada vez me gustan más los videos que Rapha cuelga en Vimeo. ¿Verdad que apetece montarse en bici? Y darse un baño en el río también.

Diálogo de besugos

En la cola para entrar en el avión de regreso a Vigo.
- ¿En qué asiento vamos?
- Adelante
- Pero, ¿en qué asiento?
- Adelante
- Que sí, que adelante, pero, ¿en qué asiento?
- En el 3
- ¿En el 12?
- En el 3
- ¿En el 1?
- Que te he dicho que en el 3.
- Pero, entonces vamos adelante, ¿no?

No me atreví a mirar la cara del paisano.

martes, 14 de septiembre de 2010

Volare, oh, oh!


Cuando desperté me di cuenta de que tenía las piernas completamente estiradas. Los asientos se veían anticuados y no reconocí el avión en el que volaba. Las instrucciones de seguridad lo decían: un Boeing 717. Algunas personas no saben que la disposición interior de la aeronave no depende del constructor de la misma sino de la aerolínea que la compra. Así, supuse que el aparato en el que viajaba tenía sus años y recordé mi primer viaje en avión. Fue en el año noventa y nueve y volábamos a París, con parada intermedia en Valladolid. No me pidieron el carnet de identidad y los controles de seguridad eran más sencillos y, en mi opinión, igual de eficaces.
Al menos desde entonces, parece que los asientos hayan encogido así como el espacio entre los mismos. Crecí con la idea de que volar era para clases privilegiadas. Volar como una acción algo exótica y con un punto de aventura y distinción. Las personas elegantes o pudientes volaban y las que no lo eran viajaban en autobús. En la actualidad, volar no tiene nada de especial. Es más, tiene mucho de incómodo, de vulgar y de pérdida de tiempo. Sí, es cierto que se gana tiempo en el vuelo, pero se llega con la sensación de que se podría haber llegado mucho antes y, sobre todo, más cómodo.
Y hoy, era el día de los Boeing. De Barcelona a Bruselas en un Boeing 737. Y también el día de sentarse en compañía de quienes uno no hubiese elegido. La señora pidió al pasajero de su derecha, que no era yo, si le cambiaba el sitio al señor de la fila precedente. Éste accedió gustosamente por lo que colegí que era una persona educada, todo un caballero y un metepatas de narices. Tan pronto se produjo el cambio empezaron los besuqueos y las frases insinuantes. Para que luego digan que no existe vida sexual en los grupos de edad 45 - 49. ¡Y no es que tenga algo en contra de estas cosas! Pero es que me resultaba complicado revisar unos currícula mientras el caballero le tocaba el seno a la señora.
Y alguien podría preguntar: ¿Y no le tocaba el coseno? Pues la verdad es que no, supongo que acoplado como estaba la potencia era demasiado larga y le cargaba las lumbares. Y es que una potencia grande no está mal, pero claro, allí se disipaban muchos watios con tanto rozamiento con el seno y lo que no era el seno y, finalmente, poco se avanzaba. Aunque eso sí, el calor hacía subir la temperatura aunque de forma desigual. Concretamente en mi caso, empezaban a hinchárseme las narices con tanto comportamiento adolescente.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Travesía a nado Porto de Vilagarcía

¿Alguien se anima a contar los participantes?

Hoy tenía previsto corre una carrera a pie de 10km, pero me acordé tarde de realizar la inscripción y no conseguí mi plaza. Pero como siempre hay un roto para un descosido, el amigo Juanjo se encargó de poner remedio lanzando un correo general en el que preguntaba "¿Alguien se anima a realizar la Travesía de Vilagarcía?". La verdad es que no estaba nada animado. Ahora que el verano toca a su fin y las temperaturas bajan, va y se le ocurre probar con su primera travesía y sin neopreno. Malos recuerdos los de nadar sin neopreono sobre una distancia tirando a larga, pero ¡qué no se hace por un amigo! El muy liante...
Estos dos no se toman muy en serio estas pruebas...

En fin, a las horas en que las personas normales recién acaban de llegar de farra y disfrutan de un merecido descanso, a esas horas desayunábamos para salir de Vigo. El día amaneció estupendo. La temperatura del aire en Vilagarcía era de poco más de 20ºC y soplaba un airecillo que no levatnó oleaje en la ría. Entre los participantes, los habituales de las travesías (ahora que voy por cuatro, y todas el mismo verano, sus caras me van sonando) y unos cuantos triatletas (que ya se sabe, se apuntan a un bombardeo). Saludo y risas. "Voy a pasar mucho frío", "no hombre, nos untamos bien con vaselina y ya está", "¿hace efecto?", "efecto placebo, crees que te aisla pero vas igual". Muchas risas y al barco, porque esta travesía tiene esta gracia: se reúne a un grupo de majaderos, entre los que se cuentan algunos nadadores de verdad, se les sube a un barco, este se aleja 1.800m de la costa (al menos) y, ala, a nadar. Sin probar el agua ni nada.
¡Corcholís! ¡No siento las manos!

Pues eso, se dio la salida. Dudé de si estaba en mis cabales, pero, ¡qué demonios!, me tiré al agua y a nadar. Primera sorpresa agradable: el agua estaba a buena temperatura. Primera sorpresa desagradable: apenas llevábamos unos minutos de travesía y oigo un silbato. Era por mi. Los jueces me advertían que había que nadar en dirección a Vilagarcía y no hacia Carril. Efectivamente, el "pelotón" marcha en el quinto pino, es un decir. Pues nada, yo a lo mío convencido de que iba el último.
¿Tardará mucho en llegar? Queremos el chocolate.

Y mira que era fácil la orientación. En línea recta la primera referencia era un faro, sin queja, se veía bien. La segunda una boya amarilla y la tercera una boya roja. Cerca del faro me alcanza un grupo de cuatro nadadores, mientras vaciaba el agua de las gafas. Con tanta vaselina, no se me ajustaron bien y ya en marcha, estas cosas no tienen fácil arreglo. Me uno a ellos y tiramos así hacia delante, porque la boya amarilla no la vi hasta que estábamos encima de ella. Me paré un poco y no ví la dichosa boya roja por ninguna parte. El grupito se estiró y me quedé con una nadadora sin intención de superarla. Total, si lo hacía me iba a desorientar. El caso es que algo se me estropeó porque cuando sacaba la cabeza del agua primero estaba a la derecha, después a la izquierda, después otra vez a la derecha y así sucesivamente hasta que ya me desesperé. Además, empezaba a tener frío. Definitivamente no era mi día.
Pero no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista. Así que llegamos a la boya roja y de ahí al puerto, que era de lo que se trataba.
Venga, ¡nos vamos a ver la F1 que hoy no me dan premio!

Posición, la última. Si nos ponemos matemáticos podemos decir que en el caso del Xocas se cumplió la ley de Pareto de una forma particular. Esta ley también se conoce como la ley del 80/20. Como había menos de 80 participantes y el Xocas suele quedar entre los 20 últimos, el resultado queda explicado. Con menos matemáticas habría que decir que hay que descansar más, orientarse mejor (en esta disciplina soy capaz de lo mejor y de lo peor, ¡qué bárbaro!) y entrenar más duro. Este invierno se me va a ver mucho con el gorrito verde por la piscina. Magnifíco recordatorio.
Por su parte, Juanjo había salido al menos diez minutos antes del agua. Debió de ser lo único en lo que acerté. Aterido de frío no sé si querrá repetir la experiencia de las travesías...

Vuelta al cole

Primera semana laboral completa después de las vacaciones. El viernes las niñas empezaron en el cole y por la tarde, primer entreno de piscina en más de un mes. Encontré la piscina pequeña, el ambiente ahogado y el agua caliente (y con muchos submarinos).
Pero bueno, nada que no se solucione con algo menos de sesenta kilómetros en bicicleta un sábado por la mañana. Día de sol y temperatura suave, disfrutando de un rodaje tranquilo y revitalizante. El domingo, más.

viernes, 10 de septiembre de 2010

XXII Triatlón do Miño

Unos días antes estuve echando cuentas de lo que me debería llevar un sprint. Así que llegué a Lugo con dos objetivos. El primero hacer la natación en quince minutos o poco más. El segundo hacer una media en bici superior a los 30km/h, lo que pasara en la carrera a pie, ya me daba igual. Ya sé que son números con poca enjundia, pero es a lo que puedo aspirar actualmente. Para el año ya veremos si mejoro algo.
Vamos con una crónica tradicional y breve. Día soleado y temperatura suave en Lugo, así que ideal para disfrutar del penúltimo triatlón del año. Llegamos al área recreativa con tiempo suficiente para prepararlo todo y, aún así, me tocó hacer cola para realizar esas tareas que nadie puede hacer por uno. Más de veinte minutos que sirvieron para que no pudiese calentar y también para enterarme de que la bici empezaba con una subida de adoquín bien empinada. Historias de triatletas que subían a pie, que se caían, consejos de salir con el plato pequeño y una corona grande...justo como no había dejado mi bici en boxes.

En el agua
Salida desde el agua. ¡Qué delicia nadar en el Miño! Salgo desde la última fila y me molestan los nadadores, sobre todo en la primera y segunda boyas. La próxima vez no saldré desde el fondo. Creo que es mejor que me pasen algunos a tener que pasar a los pocos que dejo atrás. Por primera vez bajo de los quince minutos.

En la bici
Neopreno, dorsal, gafas, casco y a correr. A correr de verdad porque la zona de boxes es inusualmente larga, tanto que por un momento me planteo si apurar para ganar un par de puestos antes de subirme a la bici. Llego al adoquín y, efectivamente, la cuesta se las trae. Así que calzo un pie y pongo el otro sobre la zapatilla para que me dé tiempo a cambiar de desarrollo rápidamente. Una vez en el circuito me veo solo como de costumbre. Siento nostalgia de Villagarcía y veo a Álvaro un poco más adelante, me propongo darle caza. Llego al primer giro y me pasa un grupo de tres a toda velocidad. Me sumo a él y alcanzamos a Álvaro. Él también se queda con nosotros. ¡Qué fácil rodar en grupo! Me cuesta pero no demasiado. Si hubiese visto a otro grupo a tiro hubiese saltado a por él. Pero bueno, dejaremos estas artistadas para la próxima temporada.
En un momento dado, miro el velocímetro y vamos en un falso llano que pica hacia arriba a 35km/h. Siempre que veo estas velocidades me acuerdo de la impresión que me causó saber que a 30km/h un accidente en coche ya puede ser mortal. Eso decía el libro de teórica de la autoescuela. No por eso aminoramos el ritmo.
Finalmente remato el sector a una media superior a los 30km/h aunque el tiempo oficial no indica esto. ¡Qué transiciones tan largas!

A pie
Al poco de empezar la carrera a pie me pasa un coredor del Universidades de Vigo. Casualmente el hombre de barba que aparece en la foto de la natación a mi lado. Para motivarme pienso que es imposible que sea más rápido que yo. ¡Cómo si no fuese evidente! Me pego a él como una lapa y así completamos casi las dos vueltas juntos. Casi porque hizo un cambio de ritmo que no pude seguir. Creo que me despisté y cuando quise reaccionar ya lo vi lejos. Carrera a un ritmo de aproximadamente cuatro minutos y medio el kilómetro.

En definitiva
Triatlón con muy buenas sensaciones, ahora que llevo los entrenos más desordenados. Me ha encantado el lugar, los recorridos y, por supuesto, el cariño que recibo siempre que voy a Lugo. Pero claro, esto tiene truco.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Regreso

Lo más duro del primer día de trabajo: hacerle caso al despertador. Y ahora que lo pienso, fueron buenas las vacaciones. Con buenos momentos para recordar a lo largo del año.

jueves, 2 de septiembre de 2010

XI Travesía a nado de la Ría de Vigo

Así lucía la ría a primera hora de la mañana

22 de agosto de 2010
¿Qué contar de una travesía a nado de 3.700m en un día de niebla espesa? No mucho, la verdad. Me apunté a la travesía porque estaba ahí. Porque cruzar la ría tiene algo de desafío que va más allá de la distancia o el tiempo en el que la realizas. Porque da cierto vértigo pensar que nadas sobre unas aguas bajo las que cabrían edificios enteros. Así, orienté un poco mis nados hacia distancias mayores durante las últimas semanas (más para tomar confianza que para otra cosa) y el domingo por la mañana estaba preparado para meterme en el agua.
Subiendo al autobús con Armada y Miguel

Fue muy agradable coincidir con tantas caras conocidas. Me alegré de volver a ver a Armada quien estaba con Miguel. La verdad es que me vino de perlas conocerle. El día anterior perdí mis gafas nuevas de natación (mis problemas con las gafas empiezan a ser un clásico) y me prestó unas mejores que las que tenía. Muchas gracias. También había un buen número de repetidores como yo. Es decir, elementos que el sábado completamos el triatlón de Allariz y repetimos programa deportivo con la travesía el domingo.
De camino hacia el chocolate caliente

Salimos de la playa de O Con en Moaña y nos fuimos hacia Vigo. En mi caso, pese a las prácticas realizadas los días anteriores, un desastre de orientación. Continuamente yéndome hacia la izquierda, creo que debí nadar fácilmente unos doscientos metros más. Y sí, se hizo un poco larga. Pese a no haber un oleaje digno de mención, me fui a casi hora y media de nado continuo. Ésto me sorprendió al poner el pie en el muelle. Unos días antes había completado 3.000m en una hora sin mayor problema, en la misma ría, con el mismo neopreno y realizando algunas paradas, así que fue un resultado un poco raro. Realmente no me importa gran cosa, el objetivo está cumplido y ya veremos si para el año vuelvo para mejorarlo.