miércoles, 31 de agosto de 2011

Cabo Home

Si el viernes antes de Allariz fui a la playa de Melide, el domingo fui a darme un garbeo en la bici hasta Cabo Home. Entrenamiento acortado por razones extradeportivas, pero muy agradable. Saliendo desde las cercanías de Moaña, la ruta es la típica de estas zonas, ni un metro llano, ni grandes desniveles. Una vez que salí de la carretera principal, al tomar el desvío que lleva hacia las playas de Nerga, Melide, Cabo Home, etc., la tranquilidad era casi absoluta. Puesto que debía no esforzarme, disfruté un montón de las subidas y bajadas, hasta llegar al punto de destino, el pueblo de Donón.
Allí hay un monumento en forma de ¿huevo? al que se accede a través de una cortísima pista de tierra. Naturalmente, mi Cannondale llegó hasta allí y hasta se encaramó al lugar para fotografiarse. Como curiosidad diré que me llevó tres minutos más llegar a este punto en bicicleta que en coche. La diferencia está en Cangas. Solo hay una cosa peor que atravesar Cangas en agosto y día de mercadillo, atravesar Cangas en agosto, en fiestas y diluviando. No sé si ese tiempo cuenta como tiempo de entrenamiento, pero sin duda sí como ejercicio de paciencia.
Parece que está de moda acercarse al lugar para disfrutar de la puesta de sol, pero eso ya lo haré en otra ocasión (y mejor acompañado).

martes, 30 de agosto de 2011

Playa de Melide

Hace un par de viernes disfrutamos de uno de los mejores días de estas vacaciones. Fue en la playa de Melide, cerca de Cabo Home. Hasta allí hemos ido muchas veces. Es un lugar ideal para pasar el día al aire libre y más si luce el sol y la temperatura acompaña. La playa es más bien pequeña, tiene unos 250m de longitud, está en un extremo de la península del Morrazo y, por tanto, las aguas son limpias, pero también frías. Una de las virtudes de esta playa es que es raro que esté atestada de gente, quizás porque el acceso no es especialmente bueno, ya que es a través de una pista de tierra.
Para el día tenía programada una doble sesión de entreno. En primer lugar, tocar agua, con neopreno, por supuesto. Llegamos a eso de las doce y lo primero que hice fue bajar a la playa y entretener a los bacalaos más cercanos mientras me ponía el traje negro. El agua estaba clara como nunca. Nadando de una boya a otra, se veía el fondo marino perfectamente, a pesar de la relativa profundidad a la que nadaba (creo que en el punto más profundo habría unos tres metros). El sol penetraba en el agua y se veían los rayos dispersarse. Completé el entreno casi sin darme cuenta, salvo porque se me abrió el apetito. Como tenemos por costumbre, dimos cuenta del almuerzo en el pinar que hay junto a la playa.
Ya por la tarde, tras el correspondiente baño de sol y siesta regenerativa sobre la fina arena blanca, tocaba una sesión corta de carrera a pie. En la zona hay tres faros el de la punta de Cabo Home, el de punta Subrido y el de punta Robaleira. Entre ellos, diversas pistas forestales, algunas de ellas un poco rotas. Poco desnivel, con zonas de sol, pero también de sombra y siempre con unas vistas estupendas. Así, no es de extrañar que la carrera la hiciese casi sin sentir.
Para finalizar el día, un nuevo chapuzón con la afición que, además de aliviar mis acaloradas piernas, sirvió  para echarnos unas risas. Sin duda, hay días mejores que otros.

viernes, 26 de agosto de 2011

¡Limpie la bici!

¿Harto de que falle el cambio? ¿Percibe un ruido mecánico de procedencia extraña que no para? ¿Los frenos no tienen potencia suficiente? Amigo globero, antes de gastarse un riñón, ¡limpie la bici!
Mano de santo, se lo dice la voz de la experiencia.
(Lo malo es que ya ha llovido una vez y diluviado otra.)

jueves, 25 de agosto de 2011

Parte acuático

La Ría de Vigo está en su sitio. Durante este mes de agosto, la temperatura del agua se ha mantenido estable, ningún día ha estado muy fría, ningún día ha estado muy caliente. Para baños que vayan más allá de lo aceptable por el turista estándar, es recomendable el nado con neopreno. Sin embargo, más días que menos la superficie ha estado revuelta. Pequeñas olas que suben y bajan con mayor frecuencia de lo deseable. Olitas que rompen la brazada, que obligan a tragar agua, que cansan.
Tras la tormenta del domingo, el entreno del martes pareció sugerir que las cosas cambiarían. El agua estaba como un plato, la temperatura perfecta, las orillas seguían a la misma distancia. Únicamente la turbidez del agua y las muchas algas daban fe de que algo se había removido poco antes. Pero fue un espejismo. Ayer, estábamos en las mismas.
Así, el domingo tocará un nado esforzado, además de largo. Pero todo esto no es suficieente para que una banda de chiflados cruzemos la ría, desde Moaña hasta Vigo porque sí. (Porque por el chocolate caliente, no me hubiese apuntado.)

martes, 23 de agosto de 2011

XXII Triatlón Vila de Allariz

Una carrera casi perfecta

Calor, claro, pero nada del otro mundo. Personalmente, me gusta. Me gusta que haga calor en verano, que luzca el sol, que no llueva…así que, prefiero una carrera a más de 30º que a menos de 20º y, entre medias, no estamos en verano; aunque sea lo mejor si de ir rápido se trata.


Allariz organiza un triatlón que, como dijo Álvaro, compañero del club, es como los de antaño. Y en 2011 la participación cubrió el cupo establecido. Este año, la fiebre del triatlón ha llegado definitivamente a Galicia y las plazas vuelan, y el nivel aumenta. La salida se hizo en dos tandas, 100 triatletas en la primera, casi cincuenta en la segunda. Pensé que estaba de suerte al salir en la primera, ¡ja!

Se nada en un río estrecho, en el que cien juegan a estorbarse durante al menos ciento cincuenta metros aunque en mi caso, la broma duró hasta bien cerca del punto de giro. Una ensalada de brazos, piernas, mamporros, agarrones y ahogadillas. Al principio pensé que nadaba a ritmo, pero no era así. Llegamos al puente romano y noto que toco el suelo con las manos. Creo que Juanjo se puso de pié emulando a nuestro señor Jesucristo. Mientras prosigo con mi vía crucis particular, me alcanzan los primeros de la segunda tanda, y eso que salían tres minutos después, y purgo mis pecados chocando de frente contra una roca. ¡Mierda!, me había olvidado de que había una roca gigante en la mitad de la “calle”. Salgo del agua jurando que es la última vez que vuelvo a este tri. Nado un minuto y medio más lento que el año pasado.
No sé si me explico

No hay problema. Agarro la bici con la decisión propia de quien recibe una bofetada y se dice “¡esto no queda así!” y se lanza a la pelea sin preguntarse si son uno o veinte. Pues eran casi veinticuatro kilómetros. Un circuito a una vuelta de perfil más bien duro, a la ida subiendo más que bajando. No tengo intención de que me alcance alguien que tire de mí, así que pongo el molinillo en marcha y durante los cinco primeros ascendentes kilómetros me siento como una locomotora humana. Lástima que para ello tenga que poner el plato de 34 y una corona bien grandecita. Da igual, rompo a sudar y recupero la alegría, subo sin mirar el cuentakilómetros y sin preocuparme de si desfalleceré o no. Alcanzo a un grupo, se rompe, me pasa, se vuelve a romper y acabo llegando al punto de giro con un compañero de fatigas que yerra al tratar de agarrar dos botellines de agua, yo fallo solo uno porque no tuve segunda oportunidad.
Tan mal no fue cuando transitaba así de contento.

Efectivamente, fui algo más rápido a la ida de lo que debía y me suelta en la primera cuesta arriba. Y veo a Álvaro y le alcanzo. En ese momento no voy bien, así que me lo imagino detrás pedaleando con su clásico estilo, moviendo un desarrollo brutal con una cadencia baja. De pié encima de los pedales querría alejarme antes de comenzar a bajar. Porque bajando me alcanza, a pesar de arriesgar más que el año pasado. A unos diez, veinte o treinta metros como mucho, siempre le tengo a la vista. Me digo que daré cuenta de él en la carrera a pie. Hasta que aparece un viejo Peugeot que nos frena en los tramos de curvas. Tras algún intento y alguna que otra palabra amable, algo así como “estimado conductor, haga el favor de apartarse que está impidiendo el correcto desarrollo de una competición popular”, Álvaro le adelanta y con el brazo en alto, saluda al hombre. Éste comienza a acelerar cuando circulo con él en paralelo, pero no aguanta el tirón en la primera curva a derechas y le paso limpiamente. Llegamos a Allariz y veo que mi media es de casi 30km/h. Mucho mejor que el año pasado.

Dejo la gorra en boxes y arranco a trotar como puedo. Es bien sabido que la carrera a pie discurre a un ritmo inversamente proporcional al del segmento ciclista. Corremos básicamente por las orillas del río, sobre terreno variado, más propio de un cross que de una carrera de ruta. Me gusta. A veces me pierdo en los cruces, la directora me orienta en el primero, tengo que preguntar en otros dos. Al principio me cuesta, porque funciono como el burro con la zanahoria. Al comienzo del segmento había pasado con facilidad a Silvia. Ahora la oía detrás. En fin, si el estímulo no está delante, al menos, que no me pillen. Acelero cuesta abajo y me adelanta otro triatleta que aprovecha para felicitarme por el blog. Chocamos las manos y sigo su estela, durante unos metros…alcanzo al compañero de fuga que falló las dos aguas, le paso y ya queda menos para meta. Jacobo del Beariz anima a alguien que viene por detrás y ganas no me faltan de decirle que está acabando con mi moral. ¡Qué bárbaro! Llega a meta y da media vuelta para animar corriendo a la cola del pelotón.
Aniceto esprintando a pecho descubierto.

Acelero durante los últimos metros, pero sin fuerzas para alcanzar a otros dos que se juegan “el honor” esprintando para deleite del público. Decían que la carrera tenía una longitud de cinco kilómetros y medio pero, o he aprendido a correr a 4 minutos el kilómetro, o poco más de cinco tendría. En cualquier caso, corro un minuto y medio más rápido que el año pasado.
Jacobo, el animador, soltando al ritmo de carrera del Xocas. Sin comentarios.

¡Qué decir al final! Que este triatlón solo tiene un defecto, y es que no es vistoso para el público. Por lo tanto, ya veremos si vuelvo en 2012, al menos, ya veremos si vuelvo acompañado. Pero me lo he pasado bien, muy bien.
Epílogo
Después de la batalla, todo es darle a la lengua. Mucha vida social, algún encuentro muy agradable con lectores del blog y los dientes largos, larguísimos escuchando a Aniceto su experiencia en Roth. Creo que a André ya le tarda en comenzar la próxima temporada y el Xocas se lo apunta para un futuro.

martes, 9 de agosto de 2011

Miradoiro da Curota

Hacía ya varios años que mi suegro me había hablado de las vistas que desde un mirador cercano a Pobra do Caramiñal se podían observar.
Para allí nos fuimos. Pasamos el pueblo de largo, ya pararíamos a la vuelta, y subimos directamente hasta el mirador.
Desde Pobra, al norte de la Ría de Arousa, hasta la Curota, no se hace prácticamente otra cosa que no sea subir.
Me imaginaba sobre mi bicicleta. Mejor en otoño, quizás en invierno, siempre en un día despejado, cuando apenas haya tráfico. Subiendo esforzado al tiempo que disfrutaba del paisaje maravilloso.
Y tras coronar, descender con cabeza, visitar alguna mámoa o aquel bonito dolmen, para finalizar en la gran duna móvil de Corrubedo.
Anotado queda.

lunes, 8 de agosto de 2011

Sobrecarga en el poplíteo


Tal fue el diagnóstico del fisio, hace unas semanas, sin tan siquiera ponerme la mano encima. "Pero si se ve a simple vista". "Pero si no tengo ojos en el cogote". Mientras me masajeaba sin piedad apuntaba a las posibles causas del desaguisado: unas zapatillas con poca amortiguación, una mala técnica de carrera o mucho tiempo sin pasarme por la clínica. Le fui sincero, cualquiera de las causas es posible, una a una, combinadas o con repetición.
Pero está mal que te digan estas cosas. Lo de las zapas no me preocupa, llevo unas temporadas utilizando este tipo de zapatillas, por lo que puede ser un problema puntual. Lo de los masajes preventivos, ya sé que los necesito. Ahora, lo de la mala técnica de carrera es mala leche. ¿Acaso no sabe, y más él que fue triatleta y todavía es corredor, que a partir de aquel momento no puedo dejar de analizar cada pisada? Fluye Xocas, fluye. Pisa con la parte delantera del pié. Impulsa con la punta... Lo conseguiré. Después de todo, si se pueden utilizar vinilos a modo de espantapájaros, se puede progresar de mi actual técnica a la de Brownlee.
Ayer le di la vuelta al Morrazo en bici. Estuve tentado a comenzar a analizar mi pedalada. Pero creo que será mejor qu lo deje a cuando resuelva el tema de la carrera.
¡Estoy como para pensar en el barefoot! Aunque esta tarde voy a hacer unas progresiones descalzo en la playa.

jueves, 4 de agosto de 2011

Vida de propular

¡No hay mejor vida que la vida de vacaciones!
Cada uno aprovecha para hacer lo que le apetece. Y a mi estos días me apetece hacer vida de propular. Por lo tanto, cumplo religiosamente con el programa de entrenos. Como con variedad y moderación. Y aprovecho para descansar como no hago el resto del año, incluyendo la siesta de después del desayuno.
Además está el entrenamiento invisible: jugar con las niñas (que si unos tiros libres, una partidita a la petanca o aprovechan y me despluman al Monopoly). Los paseos con la directora deportiva, la lectura tranquila de algún buen libro...
¿El tiempo? ¡Qué más da! Con el neopreno no paso frío, corriendo un poco de lluvia no molesta y en bici, pues en bici toca fastidiarse.
El único pero es que este domingo no podré estar en Bueu, pero ya vendrán otras pruebas (no me va a quedar otro remedio que dormir como una manta el domingo).
Aunque no todo son obligaciones de propular. También aprovecho para jugar con mi móvil nuevo con internet.