domingo, 29 de septiembre de 2013

Un buen verano

Salida Tri Islas Cíes: una mezcla de nervios, tranquilidad y, sobre todo, ganas.
 
Moaña. Por esto hago triatlón: porque me hace feliz (y por otras muchas razones).
 
El viernes hacía balance del verano escuchando a los Waterboys. The whole of the moon... de alguna manera, Atalanta me descubrió a los Waterboys, a los que había oido pero no escuchado. Y le estaré siempre agradecido por ello. Y de alguna manera, fui consciente de que había sido un buen verano y podrían venir otros iguales o mejores, pero hay circunstancias irrepetibles.
Moaña. Un tramo rapidísimo, un buen repecho, una bajada para hacer con cuidado.

Ferrol. ¿Se puede competir con una bici de acero y más de 15 años? Sí. Y también hacerlo mejor que el año anterior.
 
Islas Cíes. La satisfacción de una buena bici de acuerdo a los cánones.
 
Este año he competido menos que en otras ocasiones. Tampoco he necesitado más. Como siempre he buscado hacerlo mejor, sin lastimarme y, divirtiéndome. Esto último, no tanto en carrera como antes y después. Porque lo realmente divertido es el proceso.
 
Islas Cíes. Corriendo con fuerza de principio a fin.

Ferrol. ¿Cómo una carrera corta se puede hacer tan dura? ¿Ya dije lo de la bala?

En carrera ha habido nervios, tensión, sofocos y apuros. He recibido golpes en la natación. Tengo la impresión de que cada vez más aficionados piensan que en el agua hay que golpear al que llevas al lado. He ido con el gancho en la bicicleta, pero también muy cómodo. A pie he corrido a los ritmos habituales en corta y mejorado en media distancia. Pero, sobre todo, he llegado más cerca de mis límites que en ocasiones anteriores: no mata la bala, mata la velocidad de la bala.
 
Allariz. Ya iba muerto en carrera, pero creí que me pasaban a 500m de meta y cambié de ritmo. A duras penas sobreviví.
 
Moaña. 5km al sol con mucho calor. La afición debatía sobre como llevarse los restos.

Islas Cíes. Media distancia moderna: 7km más corta. Al ver que podía bajar de las 5h apreté en la última vuelta y, por si acaso, esprinté. Obviamente, soy el que boquea.

Así, no ha habido nada extraordinario. Tampoco en el ámbito más personal. Pero nos hemos reído, hemos disfrutado de la compañía de unos y otros. Hemos estado casi todos. Y esto no hay quien lo garantice. Por eso, al hacer balance de estos meses me queda el sabor dulce de un buen y soleado verano, a pesar de que ya se ven las nubes en el horizonte.