miércoles, 30 de septiembre de 2009

Carreras en el barro



Desde ayer por la tarde no dejo de pensar en que ya me apetece correr bajo la lluvia. Mejor aún, correr por senderos bajo la lluvia, embarrados y con el viento azotandome la cara. Como si de un ciclo vital se tratase, ahora toca renovar los escenarios y el tipo de entrenos. También puede ser que tenga algo que ver el dolor de muelas que ha ido a más en los últimos días.
En cualquier caso, algo se mueve. Una de mis páginas favoritas PDXCROSS ha renovado su actividad después del parón veraniego. Creo que llegué a ella a través de uno de los blogs que frecuento, pero no recuerdo cual. En esta página se dan citan la pasión por el ciclocross y la fotografía. Absolutamente recomendable.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Triatlón de Bueu

Sabor agridulce. Llegamos tarde, a la carrera, con el tiempo justo de retirar el dorsal y perdiendo la explicación de los circuitos, lo que tuvo consecuencias nefastas, como se verá. Nada más llegar me encuentro con Juancho y Carlos. Después, ya en boxes, me encontraría con Furacán. Mientras fui a por el mencionado dorsal, mi directora deportiva cede parte de mi material a unos triatletas en apuros. A mi regreso me preguntan si sé como hinchar las ruedas de sus bicis con mi bomba. Sí, claro, hago un par de demostraciones, pero algo azorados me relevan. A uno de ellos le revienta la cámara, no se puede estar tan fuerte. Desaparece y vuelve. Repetimos la operación y nos dirigimos a boxes. Y claro, esa mezcla de decisión, orden y compañerismo, a mi directora deportiva me refiero, provoca que sin saber como acabe con las llaves de tres coches distintos, sin contar con las propias, y el encargo de hacer un buen reportaje. Ahí es nada.


El comienzo de un triatlón me parece fascinante. Todos corriendo hacia el agua, sin calles, codo con codo. Así pasa lo que pasa, en Bueu hubo de todo menos buenas palabras durante la natación.

Me dirigí a boxes con Juancho, charla, bromas, lo preparamos todo y bajamos a la playa, charla, bromas. Dan las explicaciones por megafonía, intento escuchar, pero no nos ponemos serios. Además, cuando ya llevaban un rato hablando caigo en que el gorro me tapa los oídos y por eso no oigo bien, seré cazurro. Son 600m nadando, hay que hacer dos vueltas al circuito, y después se sube a boxes por la rampa. En bici se sube hasta el polígono, hay dos glorietas y hay que hacer dos vueltas...aquí me pierdo, de la carrera a pie ya no escucho a nada. Demasiado cachondeo en la playa. Era la última prueba de la temporada y según me habían dicho además de los 600m nadando, tocaban 15km en bici y 4km corriendo.


Salida de la primera vuelta. Aquí ya sabía que el mundo giraba más rápido de lo que debería.

Pues eso, se da la salida y a por la primera vuelta. Salgo por el lado malo, es decir con todos los participantes a mi derecha cuando el primer giro era a izquierdas. Cuando llego a la bolla me percato de mi error y pago mi culpa bebiéndome media ría. Tanto decir de la depuradora y la celulosa y no es para tanto. Doy fe de que no está contaminada, tendría que estar muerto a estas horas. No llego a coger ritmo y me mareo mucho, mucho, al salir del agua.


Competición en estado puro, ejem. Los últimos doscientos metros nadando en paralelo, exactamente con la misma cadencia y paupérrima velocidad.

Supongo que si grabasen un video de la transición y lo pasasen a cámara rápida sería muy divertido, porque a punto estuve de caer de culo al ponerme las zapatillas, dos veces. Pero las puse, me subí a la bici y a por el mini-puerto.


Fui tan lento que cuando rematé al T1 se abrió el cielo, ya veis que la foto no engaña. Atención al detalle globero de las zapatillas. Esto no se repite la próxima temporada.

Antes del primer kilómetro doy alcance a Carlos. Me insiste en que debo mejorar la natación, que en la bici siempre le paso. ¿Siempre? Es mi tercer triatlón y el segundo en el que soy consciente de adelantarlo. En fin, que tenía ganas de hablar y yo todavía estaba mareado. Mi primer intento de echar un trago fue infructuoso. En este caso, el vídeo de la escena casaría mejor con una peli del exorcista. Al llegar al polígono empiezo a ponerme nervioso porque no recuerdo como era el asunto de las vueltas y las glorietas. Llego a la primera glorieta, de ahí a la segunda, después bajamos a una tercera, "esta debe de ser la segunda vuelta", vuelvo a la entrada del polígono, "ahora era para Bueu o hay que empezar. Hablaron de dos glorietas pero había tres. Bueno, me salgo" y cuando ya estoy bajando hacia Bueu miro para el cuentakilómetros y veo que las cuentas no salen. ¡No!, lo hice mal. Me cabreo conmigo y maldigo a todo maldecir hasta Bueu.


¡Vamos! Después de Penedos, cuatro kilómetros no son nada (después ya comprobé que no, que pueden ser algo).

Transición y a correr. Las niñas, incluyendo mi sobrina, animan que da gloria. Pero, uf, al empezar la carrera veo que estoy clavado. Como ya estaba mosqueado con el tema de las vuetlas y los circuitos, le pregunto a un juez si hay que dar una o dos vueltas (en la carretera estaban marcadas unas distancias que no se correspondían con lo que íbamos corriendo, supongo que cambiaron la meta de sitio a última hora). Dos vueltas, a por ellas. Al acabar la primera me cruzo con Carlos que iba de charla con un compañero. Da gusto ver como todos vamos cumpliendo nuestros objetivos. Por mi parte voy rendido.
Al final contento por haber finalizado el primer triatlón popular de Bueu, por lo bien que me lo pasé en la pre y la post-carrera y porque, pese a todo, hice una natación mejor que la dos veces anteriores. Mosqueado porque me equivoqué con la bici y porque en ningún momento me sentí cómodo en la prueba, no llegué a coger ritmo. Supongo que estaba cansado ya antes de empezar.


Se acabó la temporada. A ver si soy capaz de no apuntarme a ninguna prueba de aquí a la San Silvestre de turno.

No obstante, desde esta modesta tribuna, sí me gustaría felicitar a la organización por el trabajo realizado. Poner en marcha una prueba tan compleja como un triatlón en una villa pequeña como Bueu es digno de mérito y aplauso. Decir que se ha comentado bastante en el foro de Correr en Galicia acerca de si hubo quien le echó cara, que si estaban o no mal señalizados los circuitos. No lo sé. Una vuelta en el polígono sumaba poco más de un kilómetro, quizás hubiese sido mejor haber subido al polígono dos veces. El segmento ciclista sería más duro y la distancia más o menos la de un sprint reglamentario.


Lo mejor de esto es el buen ambiente y los amigos.

Otro día recapitulo lo hecho durante la temporada y planteo la siguiente. Mientras tanto, me voy a tomar dos semanas de descanso casi total.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Valença do Miño



Hoy tocaba descanso, deportivamente hablando quiero decir. Así que nos hemos levantado tarde, tomado un cafecito en un terraza viguesa y dirigido en coche rumbo a O Porriño. Allí comimos en el bar La Cueva. Este bar-restaurante está situado en unos soportales al lado del ayuntamiento. La cocina es casera y económica. Están especialmente sabrosos el pulpo, la empanada y los chocos en su tinta (riquísimos). Esto mismo fue lo que comimos en la terraza, ya que un día soleado como el de hoy invitaba a ello.


Vista de Tui desde Valença

Tras la comida nos fuimos a Valença do Miño en donde habíamos quedado con mi hermano y familia. Antes, los gallegos cruzábamos la frontera para comprar toallas y sábanas porque eran mucho más baratas que en España. Ahora siguen vendiendo todo esto y se cruza la frontera para comprar y pasar el rato. Valença es como un centro comercial al aire libre, pero aunque quitasen todas las tiendas, merecería la pena la visita. La fortaleza está llena de rincones preciosos y las vistas sobre "o pai Miño" son magníficas.



Precisamente, para disfrutar de estas vistas, mi hermano y yo nos acercamos al extremo norte de la muralla. Mientras tanto, las mujeres se entretenían con sus compras, y Tri, nuestro can, hacía las delicias de unas turistas de Macao que se hincharon a sacarle fotos y darle besos. Cuando nos quedamos los tres solos, mi hermano empezó a meditar y yo accedí a un nivel superior echándome una cabezadita sobre la hierba. Hay días en los que todo sale rodado.


Breaking Away



Película dirigida por Peter Yates. Nominada a 5 óscars y ganadora de un óscar al mejor guión. En España se tituló "Los muchachos del verano" (estas traducciones de los títulos son para estudio, para estudio de los traductores, ¿qué pasa por la cabeza de esta gente?).

Llevaba mucho tiempo deseando volver a ver la película. La había visto al menos dos veces y en el mismo contexto. Con quince, dieciséis o diecisiete años, durante las vacaciones de verano, solo en casa. Recordaba que había un muchacho que iba en su bicicleta de un lado para otro, que competía, que los paisajes y la música eran estupendos. Pero como no sabía el título de la película, no sabía por donde empezar a buscar. Estaba confundido con la banda sonora, creí que durante alguna escena sonaba la obertura de Guillermo Tell, así que buscaba en Google algo así como "guillermo tell+cycling+film" y variantes similares sin éxito. Y justo antes de las vacaciones, me di cuenta de que quizás fuese la obertura de El barbero de Sevilla lo que sonaba. Bingo.




La he conseguido en versión original subtitulada, la he vuelto a ver y la he disfrutado más que nunca. Es una comedia de adolescentes, quizás para adolescentes, con final feliz y demás, ¿prescindible? Seguramente, aunque tiene más sustancia de la que aparenta. La relación entre padre e hijo y las situaciones que se dan entre los dos, dan para reírse y pensar. Las escenas en las que se disputan las carreras tienen emoción y, de nuevo, la forma en que se casa música y ciclismo está muy bien resuelta.

Desde que conozco el título de la película he indagado un poco más. Paradójicamente, se habla varias veces de ella en la Web de Rapha. Marca de ropa cara que en cierta forma rinde tributo a una película en la que se habla de clases desde la perspectiva del fracasado. Este artículo de su página Web es curioso. En el vídeo se ve una carrera actual como la final de la película. Yo me apuntaría.

Si después de ver la película no te entran ganas de salir a pedalear y competir, es que no te gusta el ciclismo.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Algo es algo

Hoy el día casi se me va de las manos. Cuando me he dado cuenta ya eran las nueve de la noche y todavía estaba saliendo de la oficina. Lo peor es que lo hacía con un montón de flecos sin atar. Pero bueno, esa historia no me interesa ni a mi a estas horas (por la mañana seguro que no opino lo mismo). El caso es que todavía no había arrancado la moto y ya sabía que hoy salía a correr. Llegué a casa, un poco de cháchara y salí media horita, seis kilómetros. Después cuarenta minutos de gimnasa, las dichosas pesas y los estiramientos de rigor. Al menos, he salido a entrenar. Como es tarde, ni le pongo foto a la entrada, me voy a dormir.

lunes, 21 de septiembre de 2009

¡A ver si nos centramos!



Después de la grata experiencia de Penedos, han pasado 7 días de descontrol total. Deportivamente hablando he sumado la semana más floja desde noviembre de 2008. Por si alguno duda de lo que quiere decir "floja" en este caso, la traducción es 4 entrenos: 1 de bici, 1 de natación y 2 de pesas (piernas) y estiramientos, sumando unos escasísimos 135 minutos. Al menos mis rodillas deberían estar agradecidas. Lo peor es que no he llegado dormir 7 horas seguidas ni un solo día de la semana. Este cóctel implica varias cosas: Debo organzarme mejor, tras la pausa de octubre. También debo convencer a mi suegra de que no enferme en momentos inoportunos, a mi jefe de que no son tan urgentes esos trabajos que reclama y a mi mismo de que hay que irse temprano a la cama. Evidentemente, esto último liga con la primera afirmación.
Por consiguiente:
1. Hoy lunes, tras haber hecho un buen entreno de natación, estar escribiendo una entradita cutre en el blog y después de haber blogueado de forma somera, rápidamente a la cama. Lo malo es que ayer empezé a leer "La llamada de la selva" y a la cama iré, otra cosa es cuando apague la luz.
2. Tener visitas es maravilloso. Si como ha sido el caso he disfrutado en compañía de un amigo mexicano al que durante dos días le he enseñado Santiago, Pontevedra, Ourense y Ribadavia. Iniciado en los productos y comidas típicas "da terriña": pulpo á feira, empanada, almejas a la marinera, etc., así como sus caldos: unos Ribeiros, un rico mencía de la Ribeira Sacra, licor café y orujo de hierbas; bien vale la pena saltarse unos entrenos durante el fin de semana. Pero mañana, cuando venga a cenar deberá ir a correr antes media horita conmigo. Sino, ¿qué le contesto yo a la fisio cuando el miércoles me pregunte si me duele la rodilla al correr? ¿Eh?
3. Se me ha olvidado, ¡este fin de semana ha sido cansadísimo!
Buenas noches y buena suerte.

La foto la he tomado de la galería de nomecreona, me ha parecido buenísima. Le hubiese avisado, pero me temo que ya no se puede.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Lesionado pero con ánimo

El martes caí en la cuenta: aunque puedo correr, pedalear y, por supuesto, nadar, estoy lesionado. Llevo cuatros visitas al fisio, una por semana. Todas las semanas lo mismo, el masaje en el cuádriceps, los toqueteos por las rodillas y las corrientes. Todas las veces veo las estrellas. Aunque parece que he acudido a tiempo y en breve debería estar todo arreglado. Dicen en casa que soy mal enfermo y es cierto, un pesado, así que tampoco llevo bien esta situación. Durante la sesión me pregunto si esto no será una prueba de mi afición al deporte. Tras la sesión quedo arrastrado.
Afortunadamente esta lesión coincide con mi fin de temporada y ya toca hacer una parada para coger fuerzas y volver a empezar (otro día recapitulo y hago planes). Esto de "temporada" me encanta decirlo y es que el deporte popular es pura ilusión. Como lo es hablar de temporada en mi caso, pero esto lo hace más divertido. Tenía pensado acabar en Penedos, pero resulta que van a organizar un triatlón popular en Bueu, así que ya he enviado mi solicitud de inscripción y allí clausuraremos.
Y estos días que estoy leyendo la serie de artículos que recomendó Talín y se me empiezan a ocurrir algunas ideas, a cada cual más tentadora, con vistas a Bueu y lo que viene después.

Para empezar, está claro que no soy Superman, aunque él militó entre las filas de los triatletas (algún día me tendré incluso por un triatleta mas que por el multideportista que sí soy). Pero vamos a hacer un papel digno, es decir, lo mejor que salga teniendo en cuenta mis habilidades y capacidades actuales.

Y esto es posible, como bien se demostró en aquellos tiempos heroicos en los que no había bañadores galácticos ni neoprenos súper-caros (y que frío voy a pasar sin neopreno en un par de semanas). ¿Y si voy con el bañador de la playa? Tengo uno naranja con flores hawaianas muy chulo.
Me gustaría decir que me veo reflejado en el paisano del primer plano, pero, salvo por el pelo en el pecho, me parezco más al del bañador azul tipo bóxer (igual de sonriente, quiero decir).
Además, para la próxima temporada podría dejarme un bigotazo, signo distintivo de un carácter sin par. Nada de las medias tintas de esos bigotes arreglados con la máquina al 3. No, no, un bigotazo como el del ejemplo. Y asistencia en las transiciones, aunque sea en un sprint.
El ejemplo. ¡Qué grande! "Jim, pásame el vaso de agua que me voy a hacer 180km en bici y me he dejado el bidón en casa."
Incluso podría llevarme la Peugeot, quitarle los pedales automáticos, ponerle unos calapiés de los de toda la vida. Camiseta de algodón, chandal de algodón, pegadito a la pierna con cinta aislante y a pedalear.
No sé, no sé. Alguna de estas ideas podría ponerla en práctica en Bueu. Que conste que lo del bigote no funcionó. Mis niñas se negaban a que les diese un triste beso de buenas noches con un felpudo debajo de la nariz. ¡Con la ilusión que me hacía!

(Las fotos son de Peter Read Miller y las he tomado prestadas de Triathlon Competitor.)

martes, 15 de septiembre de 2009

Un día tonto en Penedos do Lobo

Un día tonto lo tiene cualquiera y a mi me tocaba el domingo. Me estrenaba como corredor de montaña en el cross de Penedos do Lobo. Ésta es la hermana pequeña de la prueba reina, la maratón. Según me informó el propio Santi Redonet, la prueba era ideal para iniciarse en las carreras de montaña. Exigente pero con un kilometraje asequible. Me pareció una buena idea y desde hacía tiempo tenía marcado el 13 de septiembre como la fecha de mi debut montañero. Lo malo es que había que levantarse muy temprano.
Mi media naranja, Tri y yo llegamos de noche. Cafecito, calentamiento, charloteo con otros corredores, Furacán se acerca a saludarme y sin más dilación nos vamos a la línea de salida.
La salida me coge desprevenido, pero esto da un poco igual. Quien más, quien menos estaba en las nubes.
Empezamos despacio y...
 ... y el amigo Furacán desapareció de mi vista. Allí estaba, rodeado de otros corredores a quienes no conocía...¡y se me cruzó el cable! Mi vis competitiva, que suele conformarse con mejorar mis propios registros y hacer una buena competición contra mi mismo, se rebeló. Veía a los otros corredores como deportistas a batir y me lancé a correr con la intención de acabar en la mejor posición posible. Increíble. No me reconocía. El caso es que no tenía idea de como era el recorrido, ni de como "funcionan" estas careras, ni nada de nada. Si me desfondo, pues no pasa nada, acabo andando.
Y aquí hago una parada. Porque, ¿a qué vino esto? Ya se sabe que sobra a quien echarle las culpas. Puede que sea que en casa me dicen que no me esfuerzo en las competiciones, que soy un reservón...también pudo influir el ínclito Antonio Alix, que en la Finisher de este mes insiste en que en las distancias "cortas" lo importante es el puesto. O puede ser que con la edad pierdes neuronas y éstas no se regeneran. Seguramente una combinación de todo lo anterior, porque mal de altura no creo que fuese.
Después de una subida con su correspondiente bajada, llaneaba en dirección al famoso cortafuegos. Me adelantó un grupo de cinco corredores y, aunque iban un poco más rápido de lo que creía conveniente me pegué a ellos. Uno llevaba uno de estos pulsómetros con acelerómetro. Iba cantando los tiempos, distancias y ritmos. ¡Cómo si necesitase que me jaleasen! En la bajada anterior al cortafuegos acabé por despegarme de ellos y, durante los primeros metros del cortafuegos subí corriendo. Veía que nadie más lo hacía, pero bueno, tiré hasta que no pude más y me eché a andar, rápido, eso sí. Pasé a unos veteranos que iban fundidos:
- [Cof, cof] ¡Esto es más duro que lo de Bilbao!
- [Arf, arf] No, no, aquello fue más duro, aquí la pendiente es del 35% [Pensé ¡qué barabaridad!] Allí era del 37% [¡Anda ya!, que vas y notas una diferencia de un 2%]
En fin, yo seguí subiendo mientras pensaba en cuanto vea al primero correr, yo también. Y pasé a bastantes corredores y andadores. Llegamos al alto y se me metió una piedra en la zapatilla. Pero no iba a parar, estábamos a lo que estábamos, adelantando hasta donde podía. Eso sí, ya tenía banda sonora (en 1min 30seg, por favor).
Cerca del alto de la estación, la corredora que me precedía (y a quien llevaba un rato tratando de adelantar) se para en seco. Mira al suelo y continua. Unos segundos después llego y veo lo que sucedía. Un riachuelo y su pequeño barrizal. ¡Ah! era esto. Pues nada con cuidado y... meto el pie hasta el tobillo en el barrizal. Así, el izquierdo iba con su piedrita y el derecho con un barrillo esfoliante bien fresquito. Y coronamos la estación. Pasamos debajo del arco y nos paramos:
- ¿Es aquí la meta?
- No lo sé
- ¡Oye!, ¿es aquí la meta?
- No, tenéis que bajar cuatro kilómetros.
Esta es la mía, me dije, cuesta arriba no te pillé, pero bajando... bajando la dejé atrás y todavía adelante a otro corredor más, entrando en meta muy contento. Al final puesto 39 de 108 participantes, de los cuales dos abandonaron. Ya sé que no es nada del otro mundo, pero aquí lo que cuenta es lo que disfrutas. Con la tontería de intentar mejorar la posición me lo pasé como un niño pequeño en las atracciones de feria.
 
Como tenía comida familiar en Ribadavia, estiré convenientemente, saludé a algún otro conocido y para casa, parando eso sí en Sas de Penelas a comprar la famosa bica de Trives.
 La organización, en general muy bien, aunque en la Web se indicaban avituallamientos y recorridos un poco diferentes a los reales y los kilómetros no estaban bien marcados en el cross. El ambiente estupendo. El día fabuloso. Hay que repetir.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Ciclismo de por Vida

Cuyo subtítulo es "Como montar en la bicicleta hasta los cien años". Un libraco de tamaño A4 y 357 páginas. Lo ves en una librería, lo hojeas y te dices: "Tiene buena pinta. Es carillo." Otro día en otra librería lees unos párrafos, otro hojeas el índice y, al final, lo acabas comprando. Pues prometía mucho, pero todavía no lo he acabado de leer.
Y eso que realmente no está mal. Capítulos variados que tocan muchos aspectos relacionados con la bici, con entrevistas a tipos famosos y no tan famosos, aventurillas varias y demás. Pero, para ser sinceros, a veces es un poco tostón, por ejemplo cuando habla de ejercicios de gimnasia o posturas de yoga y ni un triste dibujo ilustra el concepto, y otras da miedo.
Capítulo "Ciclismo y sexo". Es de estos que empiezas pensando "la cosa promete", hasta que entras en harina: "En un estudio de 100 pacientes impotentes, este autor ha determinado que sólo se necesita un 11% del peso corporal de una persona para comprimir las arterias del periné, causando una reducción media del 66% en el riego sanguíneo del pene en personas con un sillín de reducidas dimensiones. Al sentarse sobre estas arterias suficiente tiempo, se produce su comrpesión, roce, aplanamiento y acumulación de tejido cicatrizal en las paredes arteriales, explicó este autor [Goldstein], y finalmente se convierte en algo parecido a una pajita para beber que no dejas de masticar, constantemente se estrecha y se aplasta. En el caso de ciclistas que ruedan muchos kilómetros, es una situación de pesadilla". ¡Ay mamaciña querida! Lo que no ha conseguido la escasez de tiempo, la lluvia y el frío, lo va a conseguir un libro que se supone te anima a montar en bicicleta. Pues ya me dejó preocupado.
Más adelante, explica que si deberías cambiar de sillín, ajustar la posición sobre la bicicleta, ponerte de pie sobre los pedales...¡ah! Si se trata de eso, ya mismo. Así que durante la siguiente salida, cada dos por tres de pie sobre los pedales, hasta que compruebo la afirmación del artículo "Pressure during cycling", publicado por BJU International: "El riego sanguíneo del pene de los hombre sanos, que se reduce dos tercios cuando se sientan en una bicicleta durante tres minutos, aumenta hasta un 110% del nivel normal cuando pedalean de pie durante un minuto". ¿Sólo? Yo diría que bastante más, o eso, o me he pasado pedaleando de pie. Por lo tanto, vuelta a la técnica convencional. Para más inri, las únicas veces que he notado un entumecimiento en la zona  fue haciendo rodillo sobre el sillín hueco que le puse a la Peugeot. El sillín estándar sin vaciado de la nueva, una maravilla, oiga.
Total, que cuando ya estaba poniendo la bici a la venta en internet, el capítulo concluye que "como grupo, los ciclistas varones experimentaron menos disfunción eréctil que la población masculina general". ¡Hurra! Vamos a celebrarlo, otro día acabo el libro.

¡Felicidades!

Aprovecho la tribuna para felicitar el cumpleaños a uno de mis más fieles y queridos lectores:

¡Felicidades Papá!

(Te llamo dentro de un rato.)

martes, 8 de septiembre de 2009

El arte de darle al botón

¡Zoquete, zoquete! ¡Mira que soy zoquete! Sólo sé darle a un botón.
Cuando viajo en coche suelo escuchar música o llevar la radio apagada. Quiero decir que no escucho las noticias, ni tertulias, ni programas divulgativos... Además, distraen de la conducción (cuando viajo en moto si necesito compañía, canto). Pero el otro día buscando un dial con música que me agradase me detuve en la emisión de la Radio Galega. Presentaban una exposición que se inauguraba al día siguiente.
- Entonces sus fotografías...
- No, perdona, pero YO no hago fotografías. YO hago arte.
(El Xocas flipando con la manera en que el artista interrumpió a la locutora y la claridad de su definición.)
- Porque hay que distinguir, la sensibilidad que pongo en mi trabajo y bla, bla, bla, para hacer mi arte, bla, bla, bla.. así que hay quien hace arte, quien hace fotografías y quien le da a un botón.

Me quedé en el dial porque todavía me asombro de la capacidad de algunos para subirse a un pedestal. Supongo que es condición sine qua non de muchos artistas, pero también de directivos, gurús e imbéciles varios a lo largo y ancho del mundo.

- Y supongo que le costaría mucho trabajo acceder a esos lugares y conseguir que le guiasen a través de...
- Hombre, me costó ganarme su confianza porque estos sitios no están abiertos a los turistas occidentales, peo en realidad los guiaba yo.
(¡Qué bárbaro! El guía de sus guías. ¡Ha vuelto el Mesías!)

En fin, seguí buscando una emisora que pusiese algo de música, y esto tampoco es tarea fácil, la mayor parte de las emisoras utilizan más tiempo diciendo que ponen música sin interrupciones que en hacer cualquier otra cosa.
Lo mío no tiene remedio. Me conformo con darle al botón.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Hasta lo alto

Tenía que volver. A finales del año pasado subí con mi bicicleta de montaña al hombro hasta el Galiñeiro. Hoy volví solo, en un día espléndido, con la cabeza allí y en otra parte. ¿No decía el yogi que para subir el Shivling primero debías viajar, después luchar y finalmente calmarte? Estoy viajando, lucho, a veces con intensidad, otras no, pero sin pausa. Me calmaré cuando pare. Pero no soy capaz. Creo que cada vez todo se enreda más.
Un recuerdo de otro tiempo
Debe pasar a menudo, porque los caminos estaban repletos de senderistas, ciclistas y huellas de caballos. También un grupo de corredores entrenaban alegremente. Cada poco saludaba a alguien. Alguno me miraba con cara de sorpresa, la expresión de otros era difícil de interpretar.
-Por aquí no puedes pasar. Podrías lastimarte.
- ¿Acaso te he pedido que cuides de mí?
Primero corrí, pero hubo un momento en el que sólo se podía andar o escalar. El corazón latía con fuerza, las piernas ardían y las gotas de sudor se despedían de mi yendo a parar al suelo. Estaba disfrutando. Estaba llegando.
Ya toco el cielo
Me detuve unos minutos. El aire era fresco. La ciudad estaba a los pies del monte. Se veían los pueblos cercanos, las Cíes, el oceano. Recordé que tenía que bajar.
 
Otro día continuo la sierra. ¿Un maratón solitario? ¿Me concedo cinco o seis horas?
Las bajadas son divertidas. Casi había bebido el bidón, iba ligero. Me adentraba en los senderos entre los árboles, en alguna ocasión me salté las indicaciones, marcha atrás. Iba veloz, bajando todos los santos ayudan.
¿Otra cantera ilegal? ¿Cómo será que estas cosas sólo las vemos unos pocos?
Corro al encuentro de mi mismo
Veo la luz, pero la luz no llega. Tengo que seguir corriendo.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Ciclismo y triatlón

La portada de este libro dice una verdad y una mentira. La verdad es que no se trata de un libro que ayude a planificar el entrenamiento. Se trata de un libro de consejos para entrenar, otra cosa es que estos consejos sean los mejores. Diría que, al menos, son buenos consejos. La mentira tiene su origen en que casi se podría haber suprimido la palabra "triatlón" del título. Ya se sabe, CTS, Chris, Lance, etc. orbitan en torno al ciclismo y lo demás son añadidos (por mucho que nos haga ilusión que Lance empezase compitiendo como triatleta). Como corresponde a un libro apadrinado por Chris Carmichael, fundador del CTS, se habla de Lance hasta la saciedad. Lance aparece en la portada y en la contraportada y en multitud de anécdotas. También Hincapié y el propio CTS tienen su hueco. A diferencia de la Guía Maestra, creo que las anécdotas encajan mejor con el estilo de este libro.
Éste es en realidad una recopilación de artículos publicados en VeloNews e Inside Triathlon entre 1999 y 2001. Son todos de lectura rápida y fácil. En mi caso, que leí antes la Guía Maestra, me sirvieron para recordar algunos conceptos. Si no se ha leído antes la biblia de Carmichael, quizás no aporten todo lo que podrían o no acaben de entenderse las teorías explicadas en algunos de ellos. También es conveniente aclarar que no es un libro que proporcione los consejos de forma sistemática aunque lo parezca. Me explico, el libro se estructura en cuatro partes: ser entrenador, técnica, entrenamiento y recuperación. Pero de los temas tratados en cada parte algunos son fundamentales (hidratación) y otros secundarios (opciones de corrección de la vista para ciclistas).
En resumen, si os apetece leer algo sobre entrenamiento para entreteneros, pero sin complicaciones ni grandes expectativas, el libro cumple, y bien. No busquéis más.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Parada en Mondoñedo

Hoy el trabajo me llevó hasta Ribadeo. Ya de regreso tenía que hacer una parada y paré en Mondoñedo. Allí pasé un día de Semana Santa de hace unos años, durante el transcurso de una ruta por el norte de Galicia. En aquella ocasión reservamos con poca o ninguna antelación los hoteles. Recuerdo que nos alojamos en un hostal que venía en primer lugar en la guía. Nos atendió la madre Norman Bates. El hostal estaba situado en la ladera de la montaña y debido a su tamaño y forma tenía varios pisos que salvaban un desnivel significativo. Así, cada piso era alargado pero estrecho. Las paredes estaban pintadas con un verde descolorido y la pintura cuando no tenía moho se había perdido. Los baños no funcionaban bien y se veían telas de araña en los techos. Las camas estaban limpias. Pasamos la noche allí.
Al amanecer comprobamos que la vista era magnífica: el valle verde, Mondoñedo al fondo. Lo poco que decía la guía era literalmente cierto "hermosa vista sobre el valle del Masma y la ciudad". Ni más, ni menos.
- Álvaro, tu pueblo es casi tan bonito como el mío.
- Mira para el de Ribadavia. ¡Qué te digan esto cuando no puedes abrir la boca!
Mondoñedo es un pueblo pequeño y bonito. Hoy bajé del coche y fui hasta la plaza de la catedral. Me tomé un refresco y compré una de las famosas barritas energéticas del lugar, que tienden a ser circulares y estar rellenas de cabello de ángel. Carbohidratos de absorción rápida.
El día también se podría ver como un salí de casa a las siete y media y regresé a las nueve y media. Después de seiscientos quilómetros en coche, me conformé con la gimnasia con pesas para las piernas y unos estiramientos, mientras veía algunos vídeos como éste. Con las crónicas que se leen estos días, bien poca cosa, pero cada palo debe aguantar su vela.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Ventajas del autoentrenamiento

Ahora estoy leyendo un nuevo libro sobre entrenamiento, otro más. Un libro pensado para los que no quieren o pueden acceder a un entrenador. Al inicio del libro se dice "El multideporte es un reto enorme, que se puede simplificar mucho contratando a un entrenador. A pesar de que entrenar bajo el ojo vigilante de un buen entrenador, hace efectivo el uso del limitado tiempo de trabajo, esta es una opción por la que no todo el mundo quiere o puede optar. El autoentrenamiento es de lejos mucho más común y, a menudo, igual de efectivo."
Como es mi opción actual, no puedo estar más de acuerdo. Así, el entrenamiento tiene ventajas claras:

1. Nadie conoce al entrenado tan bien como el autoentrenador.
Xocas: Hoy no me apetece salir a correr, tengo una molestia en el tururú de la pierna derecha.
Xocas: ¡Tararí que te vi! Vamos sal, sal.
Xocas: Oye, ¡qué no soy el can!

2. El ojo vigilante del autoentrenador siempre está supervisando los entrenos...
Xocas: Vamos a por el tercer mil de la tarde.
Xocas: Quita, quita. Aquí no hay más que uno o dos dignos de mención.
Xocas: ¿Uno o dos? ¿Estamos a lo que estamos o qué? Aprieta que ya pasaron los dos minutos de recuperación.

3. También los resultados.
Xocas: ¡Qué bárbaro! El año pasado por estas fechas no nadaba ni la mitad que este año.
Xocas: Qué progreso, ¿eh? Como que ni ibas a la piscina.
Xocas: Por eso, mejora infinita.

4. El autoentrenador es el que mejor puede asesorar sobre la planificación de la temporada.
Xocas: Este año, cuatro objetivos. Hay que concentrarse en ellos y organizar los entrenos lo mejor, bla, bla, bla...
Xocas: La marcha en BTT del domingo tiene buena pinta.
Xocas: ...bla, bla, bla, así que este domingo vas a hacer un progresivo de 672 minutos por Castrelos, bla, bla, bla...
Xocas: ¡Ala! Ya está realizada la inscripción.

5. Asimismo, es una autoridad en equipamiento y útiles varios.
Xocas: ¡Qué falta me hace ese pulsómetro con GPS, altímetro, barómetro, brújula, conexión a internet y lavadora!
Xocas: Cierto, lo he visto tirado de precio en una tienda de internet de aquí al ladito.
Xocas: No se hable más.

6. Finalmente, el autoentrenador es el amigo que siempre está ahí.
Xocas: Hoy ha sido duro, duro.
Xocas: Vamos tío, te recuperarás (eso sí, el día que sepas lo que es entrenar duro...).
Xocas: ¡Qué te he oído!

Lo dicho, un montón de ventajas.