Aquí las conclusiones más actuales del estudio.
Al parecer hace unos años los científicos de la NASA se interesaron por el abejorro. Este insecto tenía que encerrar algunos interesantes secretos sobre el vuelo. El abejorro tiene un cuerpo relativamente grande y peludo, y unas alas pequeñas. Además, su posición de vuelo es muy poco aerodinámica. Sin embargo, se puede elevar considerablemente y volar. Después de muchos estudios, hipótesis, conjeturas, análisis, disecciones, grabaciones, mediciones, observaciones, comparaciones y discusiones, la conclusión a la que llegaron los científicos es que el abejorro no podía volar. Afortunadamente, nadie se lo dijo al abejorro y éste sigue volando de un lado para otro como si tal cosa, ignorante de su incapacidad.
Por otra parte tenemos al caballo de carreras. Los caballos de carreras entrenan de forma similar a los atletas. Emplean el entrenamiento de resistencia, las series, los monitores cardiacos, cuidan la alimentación y el descanso...sin embargo, la psicología del caballo de carreras es distinta a la del corredor. Un caballo no cuestiona lo que le dice su entrenador y sigue al pie de la letra sus instrucciones. No corren unos pocos kilómetros de más por si acaso. Cuando compiten, no sobreestiman a sus rivales y su único objetivo es ser los más rápidos.
Pues de eso se trata, pensar como el abejorro, tener confianza en uno mismo, y entrenar como un caballo, con un objetivo claro, de acuerdo con el plan establecido y sin cambiar de rumbo continuamente.
Nota1: Será un gran paso en relación con este año en el que pensé como un abejorro (uno es que no da para más) y entrené como un abejorro.
Nota2: Además, ya sé que funciona. Cuando tenía diecisiete años el psicólogo del colegio me intentó convencer de que no estudiase una ingeniería: "muy difícil, por encima de tus capacidades..." Evidentemente no le hice ni caso (ahí sí que apliqué bien el lema).