Se veía venir. No voy a entrar ahora sobre los asuntos de la regulación de velocidad del tráfico. Aunque cuando bajando Puxeiros, en las curvas limitadas a 60km/h, con la bici sin forzar bajas a más de 60 quizás algo no esté bien ajustado (¡ay que le ponen matrícula a las bicis!). El caso es que últimamente no soy capaz de ir más que una vez por semana a la piscina, y esta semana no va a ser una excepción, así que mi nivel se mantiene en su estado habitual: lento. Con lento, quiero decir lento. Es decir, nada de "lento, hoy forzando no he sido capaz de hacer menos de 1'30'' el cien". No, no, no, no. Lento quiere decir que cuando lo doy todo y el corazón me sale por la boca apenas bajo de 1'50''. Así que entrenando normalmente me muevo por encima de los dos minutos el cien.
Aclarado esto, ya cuento que la semana pasada me presenté en la piscina. Tocaba un entreno más bien corto, primero unos largos con ejercicios variados y después cuatrocientos metros con aletas. Y a eso me puse. Dos nadadores más compartiendo calle, uno se fue pronto. El otro insistía. Sin problemas, nos entendíamos. Llegó el que faltaba. Lento a morir y haciendo unos ¿ejercicios? de los de ver para creer. Bueno, mala suerte. El caso es que era uno de esos tipos que siempre tienen preferencia. De los que nadan a braza y ocupan su calle y parte de la adyacente. Soy paciente, que sí. Incluso cuando lo adelanté dos veces en el mismo largo, después de haberme parado en el primer tercio de la calle y dejarle unos diez metros de ventaja, conservé la calma.
Y llegó el turno de las aletas. Las tomé del borde de la piscina y el socorrista se dirigió a mí muy serio. ¡Anda! ¿Es por mí? Pues sí, resulta que no se permite la utilización de aletas en la piscina. No daba crédito. La semana anterior no había tenido problemas y eso que compartía la calle con dos nadadores súper-senior. ¿Se supone que voy a ser yo el que incordia? Estuve por salir del agua para pedirle seriedad. ¡Pero sin con aletas ni siquiera nado rápido! Pero me corté, me corté porque los puntos no me los quitan pero igual sí algún bono. En fin, que ahora tengo que solicitar autorización al director de la piscina y esperar la venia.
Yo a mi bola, ¿vale?
Pero no nos vamos a amargar por algo así, ¿verdad? A ver si encuentro
esta piscina por el barrio que seguro me dejan llevar aletas, palas y flotador.