Ayer tocaba hacer un test de 1.500m. Pero fue un día bastante largo y con alguna complicación de última hora, por lo que trasladé la tarea al jueves. Pues bien, con el sensor de velocidad estropeado y Castrelos en obras, me decidí a irme a la pista de atletismo de Moaña. Allí era el día del triatleta, porque me encontré unos cuantos y, para más inri, también había un grupo de atletas entrenando en la pista. Esto no impidió que me calzase las K-Ruuz tras el calentamiento y me pusiese a la faena.
Un milqui en una pista de 300m exige una cosa: saber contar hasta cinco. Esto parece obvio pero no lo es tanto. Obviando los ritmos lentibérrimos a los que el Xocas es capaz de correr, la cosa transcurrió como sigue.
Primera vuelta: razonablemente incómodo, 3" por debajo del ritmo objetivo.
Segunda vuelta: me pongo colorado a pesar de que ya se había puesto el sol. En la contrarecta el viento molesta (las banderas ondeaban con ganas) y en la recta se supone que ayuda. En el ritmo objetivo.
Tercera vuelta: se empieza a hacer largo, ¿habré sido demasiado ambicioso? Ligerísimamente por encima del ritmo.
Cuarta vuelta: ¿o voy en la quinta? Escucho demasiado mi respiración, me voy más de un segundo por encima del ritmo objetivo.
Quinta vuelta: no tengo sangre en el cerebro, jadeo como Rucio intentando emular a un caballo de carreras, no tengo clara si queda una vuelta más y sobre la línea de meta en lugar de parar el cronógrafo marco una vuelta más.
Objetivo conseguido.
Contento y cansado, tengo un bis a bis con las zapatillas aprovechando mi momento de gloria, que no el de ellas: Queridas compañeras, ya sé que nacistéis para volar en pies de un triatleta veloz como el viento, pero os ha tocado quien os ha tocado, y no me dais pena. En esta vida, cada uno debe jugar con las cartas que le tocan. Otro día, más y mejor.
jueves, 23 de mayo de 2013
lunes, 20 de mayo de 2013
Genzebe Dibaba
El locutor que retransmitía la Diamond League en Sportmania lanzó al aire la pregunta ¿serías capaz de correr 400m en menos de un minuto? Después se repitieron a cámara lenta las imágenes de los últimos metros de carrera y ya no se contuvo: "¡viva la madre que parió a Genzebe Dibaba!". Por mi parte estaba pensando algo parecido. En este vídeo se puede ver un resumen de la carrera. En este caso, la carrera le estaba pareciendo decepcionante al locutor hasta la última vuelta. (Se ve que entre retransmisión y retransmisión se hace un trote a esos ritmos, porque de otra forma no se explican esos desprecios.) Pero esa última vuelta de Genzebe...
domingo, 19 de mayo de 2013
Duatlón inverso
(Un poco de música para escuchar de fondo.)
Ayer fue día de bautizo. Bautizo vespertino. Siempre me pasa igual: con los aperitivos ya había cenado, después llegan los platos y no soy capaz de hacerle el feo a los anfitriones. Todo estaba riquísimo y cené como un animaliño. Y es sabido, de grandes cenas están las sepulturas llenas. Dormí con una bola en el estómago y desperté con ella.
Y hoy era día de tute. Desayuné ligero, le di un beso (o dos, ¿o fueron tres?) a la directora deportiva y me fui a pedalear. El programa decía terreno llano - ondulado lo que quiere decir que hay que ir hacia Bayona por la costa. La meteorología decía nubosidad variable: brisa fría, a veces un cuarto de rayo de sol, a veces unas gotas de lluvia. Cambios de ritmo y buenas sensaciones.
Transición y a correr. Estrenaba zapatillas dudando de si había acertado. Tenía un pie tan frío que no sentí los dedos hasta pasados diez minutos. El otro pie bien, gracias (yo tampoco me lo explico). Cansado para contento rematé la carrera y me subí a la bici para pedalear un ratillo y soltar. Como a muchos, creo que no me importaría dedicarle más tiempo a esto. Te hace sentir vivo.
Ayer fue día de bautizo. Bautizo vespertino. Siempre me pasa igual: con los aperitivos ya había cenado, después llegan los platos y no soy capaz de hacerle el feo a los anfitriones. Todo estaba riquísimo y cené como un animaliño. Y es sabido, de grandes cenas están las sepulturas llenas. Dormí con una bola en el estómago y desperté con ella.
Y hoy era día de tute. Desayuné ligero, le di un beso (o dos, ¿o fueron tres?) a la directora deportiva y me fui a pedalear. El programa decía terreno llano - ondulado lo que quiere decir que hay que ir hacia Bayona por la costa. La meteorología decía nubosidad variable: brisa fría, a veces un cuarto de rayo de sol, a veces unas gotas de lluvia. Cambios de ritmo y buenas sensaciones.
Transición y a correr. Estrenaba zapatillas dudando de si había acertado. Tenía un pie tan frío que no sentí los dedos hasta pasados diez minutos. El otro pie bien, gracias (yo tampoco me lo explico). Cansado para contento rematé la carrera y me subí a la bici para pedalear un ratillo y soltar. Como a muchos, creo que no me importaría dedicarle más tiempo a esto. Te hace sentir vivo.
viernes, 17 de mayo de 2013
Don't you worry child
Durante estos meses he envejecido. Nada ha cambiado salvo mi propia percepción, y eso es mucho. El equilibrió se rompió y hubo que atender a las prioridades del momento. Tenía muchas cosas que contar, poco tiempo para hacerlo, pero sobre todo la convicción de que no debía de hacerlo en esta ventana. He perdido semanas completas de entreno, he perdido mi mejor forma física, he perdido mi mejor peso, no he perdido mi voluntad. Es indestructible.
Quizás ahora que los blogs apenas se leen sea el momento de volver a escribir, o quizás no. No llegué a escribir la crónica de mi último tri, el Triatlón da Amizade, a pesar de haber sido un gran momento para recordar. Trataré de escribir las siguientes.
Pero, más que nada, me gustaría dejar constancia de que el puzle parece volver a encajar.
Quizás ahora que los blogs apenas se leen sea el momento de volver a escribir, o quizás no. No llegué a escribir la crónica de mi último tri, el Triatlón da Amizade, a pesar de haber sido un gran momento para recordar. Trataré de escribir las siguientes.
Pero, más que nada, me gustaría dejar constancia de que el puzle parece volver a encajar.
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