sábado, 17 de diciembre de 2011

Una escena sugerente

La instrucción era que el entreno debía de realizarse con el menor número de pausas y éstas debían de ser cortas. Así que me metí en el agua dispuesto a darlo todo, con la incertidumbre de saber cómo me encontraría tras casi un mes sin tocar la piscina. No había mucha gente y todo iba bien hasta que se fue la luz en la piscina. Seguí nadando como si tal cosa. 50 de pies, 50 a crawl. Me adapté rápidamente a las luces de emergencia y a la claridad proveniente de las lámparas de la calle que entraba por las cristaleras. Se estaba bien. Comprobé que no era el único que estaba nadando. 50 de pies, 50 a crawl. A punto de enfirlar el último 50 de la serie de 400 el monitor me pidió que parase. Y así lo hice.
Al principio éramos tres o cuatro dentro del vaso. Las siete y cinco. Al cabo de unos minutos solo quedábamos una mujer en la calle dos y yo en la calle cinco. Unos saltitos, un poco de movimiento, otros saltitos. Ella decidió salir del vaso, renunciaba al entreno, y la observé salir del agua.
Apoyó las manos sobre el borde de la piscina. Se impulsó con un salto y apoyó una rodilla. Puso un pie y se levantó dándome la espalda. La luz de emergencia perfiló una figura extraordinaria. Se movió con gracia hacia las taquillas sin prisa aparente.
Una escena sugerente, cinematográfica, algo así como ver un cometa. Porque esto, las cosas como son, no es lo habitual. No le ví la cara, no sé si era guapa o fea. No sé si tendría veinte, treinta o cincuenta años. Me quedé unos instantes pensando en esto y finalmente salí del agua.
Cuando estaba en el vestuario volvió la luz. Así, quince minutos después de haber parado, reanudé el entreno.

3 comentarios:

davidiego dijo...

Y la furgo qué pinta en esto?

Xocas dijo...

Es una veterana guapa y mojadita...¿qué quieres que haga? No tenía la cámara a mano, :-D

Furacán dijo...

Que buena la explicación de la foto, no había caído.