Playa de Boa Viagem
No lo sabía, pero la ciudad es famosa por los ataques de los tiburones. Si no me equivoco, el año pasado se superaron los 60 ataques, es decir, más de uno por semana. En Boa Viagem, multitud de señales advierten de que se evite el baño. El chófer nos recomendó que nunca superásemos la barrera de arrecife, más por las corrientes que por los tiburones. Pero cuando le preguntamos si el se bañaba en esas aguas y nos contestó "ni loco", pues también se nos quitaron las ganas.
Un par de torres y la entrada de una favela. Hay de todo en la viña de Recife.
Recife está en el estado de Pernambuco. En tiempos, había una línea marítima regular que unía Vigo con Recife y quizás por eso, muchos asociamos Pernambuco con un lugar muy lejano. La diferencia horaria es de tan sólo cuatro horas, lo que para un trasnochador es perfectamente asumible, y el viaje se puede hacer cómodamente saliendo desde Lisboa. Recife es una ciudad grande, con una población de un millón y medio de habitantes, pero contando con el área metropolitana suma casi cuatro millones.
Cerveza Skol y cocos verdes, remedios locales para la sed.
Brasil está experimentando grandes crecimientos económicos y dentro de Brasil, Pernambuco crece más y Suape todavía más. Este hecho tiene una doble lectura. Se está invirtiendo mucho, se genera riqueza a gran velocidad y autoridades, empresas y población están avanzando a un ritmo increíble. Particularmente, no esperaba que esto fuese tan palpable. Sin embargo, este crecimiento importante también implica que se parte de un nivel bajo. Empresas y carreteras se hacen a la vez. Los altos edificios desplazan a las favelas pero el canal paralelo a la playa de Boa Viagem es un gigantesco vertedero de hedor insoportable.
Olinda, municipio colonial con encanto.
De camino a las diferentes visitas que hemos realizado durante estos días, pasamos por diferentes barrios. Con calles asfaltadas, adoquinadas y de tierra. Encontrándonos con guardias de seguridad armados y vallas como primer recibimiento. Como en toda gran metrópoli, la seguridad es una cuestión a tener en cuenta. Allí nos contaron que durante el segundo o tercer trimestre de este año, se logró alcanzar una cifra de muertes violentas tan baja como 900. Diez muertos diarios era un buen dato. Sorprendente. Al parecer hay mucha violencia banal. Las armas se consiguen fácilmente, un niño lleva una a la escuela, se enzarza en una pelea y alguien muere. También están las muertes asociadas al narcotráfico y, como no, a los asaltos.
Unas veces pasajero y otras carterista, depende de lo que haya al otro lado de la ventana.
Fabiano, nuestro chófer, nos contaba que estando en un barrio
esquisito, en una calle más
esquisita todavía le robaron el coche a punta de pistola. Un empresario español nos contaba como asesinaron a un colega en la ciudad de Natal el mes pasado por resistirse durante un atraco. Nos recomendaba vestir de forma discreta, llevar un reloj barato (o mejor no llevarlo) y nunca oponerse durante un asalto, ya que la vida no vale nada. Así, es fácil sentirse intimidado. No obstante, dimos nuestros paseos caminando, de día y de noche; pasamos al lado de las favelas y estuvimos en alguna zona turística, además de en un buen número de barrios diferentes. Fuimos prudentes y, como era de esperar, no tuvimos problemas.
300 años de Baobab
Algo sorprendente es que pese al atractivo turístico de Recife y de Olinda, la infraestructura hotelera deja que desear. Se suponía que nos alojábamos en uno de los mejores hoteles de la ciudad, por lo que prefiero no pensar en como serían los hoteles malos, o las pensiones o los hostales. No sé como se puede escribir que Recife cuenta con una
excelente infraestructura turística. El coste de la vida para la clase media como la podemos entender en España es alto. Los coches son caros, los restaurantes también, la ropa, la electrónica... pueden tener precios increíbles si son artículos de importación. En este caso, el precio puede ser entre un 50% y un 250% más de lo que marcaría aquí. Se escribe pronto.
Cabo de Santo Agostinho, el clasicismo aplicado a los paraísos.
Pero antes hay que llegar y mejor es que no haya llovido mucho.
Con unas temperaturas mínimas superiores a 25º y las máximas superando los 30º, parece que todo Recife está loco por salir a hacer deporte. No había visto nunca una explosión de deporte popular como la nocturna del paseo: caminantes, corredores, ciclistas, futbolistas... Curiosamente, los practicantes de los dos primeros grupos bien entrados en carnes en su mayoría, andando o corriendo a ritmos de deporte salud "si es que no reviento antes las rodillas". Por si fuera poco, amaneciendo antes de las cinco y media de la mañana, a las seis ya se veían a bañistas y corredores por la playa.
El reportero
En resumen, una ciudad muy viva, en transformación, interesante pero, sobre todo, diferente a lo que estamos acostumbrados, al menos yo.