lunes, 12 de marzo de 2012

Bulgaria: un viaje para olvidar (aunque no lo conseguiré)

Iluso de mí. Me hacía ilusión el viaje. Vamos a dejar aparte aquello de que hubo que madrugar, viajar en fin de semana, dejar en casa a la familia y todas esas menudencias. Centrémonos en los hechos y ni siquiera eso. Un ramillete de fotos, algunas breves explicaciones y a otra cosa mariposa.
En Sofía nos alojamos en un hotel de cinco estrellas, no merecemos menos. El gimansio y la piscina mejoraban las fotos de la Web. Después de hacer un buen uso de las instalaciones, subí a la habitación y tuve el primer aviso de que no iba a ser una semana normal.
El primer día no fue mal, teníamos concertadas cuatro entrevistas: dos nos dieron plantón y otra apareció de forma inesperada. Esa fue la tónica. Lo bueno es que tuvimos algún tiempo para hacer turismo.
El centro-centro responde más o menos a lo que uno puede esperar de la capital de un país, aunque no sé si diría a una capital europea. La pobreza es palpable por doquier, en los edificios, los automóviles, las instalaciones y las personas.
Los taxis son extraordinariamente baratos, la gasolina cuesta lo que en España, ¿qué cobra el taxista? Conviven los coches de muy alta gama con los más desvencijados y los une la poruería que los cubre de arriba a abajo.
En la embajada nos dijeron que los portugueses son melancólicos y los búlgaros dramáticos. "Les pesa esa nube negra eslava". Dramáticos, pobres y honrados. Aunque algún que otro mafiosillo también se pasea por allí.
En todo caso, no se trataba de quedarnos en Sofía durante toda una semana. Teníamos que viajar a Varna, segunda o tercera ciudad del país a orillas del Mar Negro. Sabíamos que no iríamos por autovía o autopista todo el tiempo. Eso sí, esperábamos que al menos hubiese arcén, que no fuese de tierra, al menos en la autovía (sí, la foto es de una autovía a unos diez o quince quilómetros de Sofía).
Con apenas una cuarta parte del trayecto por autovía, el conductor medio es, por así decirlo, impaciente. No creo haber visto un recital de adelantamientos en línea continua, cambios de rasante y curvas ciegas como el de esos días. El primer puesto para el Audi de la foto que adelantó a tres camiones, un autobús y dos coches de una tacada y todo el tiempo por línea continua.
Por supuesto había policía. Cuando no estaban en sus contenedores (el azulito de la foto es la versión de lujo del contenedor de obra estándar), paraban a algún vehículo. ¡Qué no se diga que no cumplen con su tarea! Para satisfacer la curiosidad de alguno, abajo una foto de un coche de autoescuela que circulaba por la "nacional" a unos muy respetables 40km/h. Cuando tenga el carnet y el Toureg de rigor, ya podrá sumarle los cien que le faltan para ser alguien.
Y llegamos a Varna. Si en el primer hotel la primera estrella se cayó y perdió rodando calle abajo, mientras que las señoritas que entraban y salía se llevaron la segunda con tanto viaje, en Varna la guía de la ciudad, precintada, a disposición del huesped en el hall del hotel, no dejaba dudas. El alcalde nos daba la bienvenida acompañado por lo más granado de la sociedad varnesa.
En teoría la ciudad es industrial y turística al mismo tiempo. Diría que lo de industrial aún se podría defender, lo segundo tendría que verlo en verano. Eso sí, la seguridad se cuida tanto en el mejor restaurante de la ciudad como en los museos.
 Pero no seamos tan irónicos. La ciudad tiene una industria floreciente...
La principal iglesia de la ciudad era...era como se ve en la foto.
Las playas de arenas doradas lo eran, aunque quizás un tanto gruesas...
Y hay bonitos museos con parte de su exposición al aire libre (por aquello de que se pueda ver algo aunque estén cerrados).
En fin, supongo que la gente es feliz porque lo dice una de las mayores cadenas de restaurantes del país.
Y hablando de restaurantes. Por dos veces tuve que conformarme con las conocidas hamburguesas de esa franquicia que os imagináis. Fíjense en el cartel publicitario:
Y la segunda anécdota. ¿Quién descubre lo que ha encajado en la foto de abajo?
Claro que igual mi visión hubiese cambiado si no fuese porque agarré un resfriado de impresión el miércoles que no solté hasta el sábado. Y porque el tiempo era horrible. Y porque me dieron un montón de plantones. Y porque todo estaba sucio y viejo. Y porque el "Astra o equivalente" se quedó sin batería justo cuando salíamos para Varna. Y porque el paisaje era deprimente. Y porque...
Da gusto estar en casa de nuevo.

8 comentarios:

Pablito dijo...

Muy buena historia Xocas! Cuando estuve un año en Hungria,que quede con las ganas de ir a Sofia,pero bueno estuve en Bucarest,Sarajevo,Belgrado,Zagreb...y cada una tiene su toque especial,tragico y encantador.
saudos

davidiego dijo...

Si se puede, me pido segunda parte. Me da que es un país que tardaré en colorear, como p.e. Yemen.

Muy interesante, aunque esas señales de no inteoducir armas las he visto en lugares tan civilizados como Arizona.

Viva nuestra casita!!!

Furacán dijo...

Vaya historia Xocas!

marKitu$ dijo...

Viaje apasionante, se nota se nota...!!


Como en casa, en ningún sitio!

Saludos
M

Xocas dijo...

Pablo, no debí de ir muy receptivo, porque lo de especial y trágico lo capté, pero lo de encantador...

DD, hombre, tanto como civilizado, je, je, según cómo se mire.

Furacán, historias para no dormir. Bueno, de hecho, mucho, no dormí.

Markitus, sí apasionante, y eso que he dejado algunas cosillas en el tintero, pero no era plan de explayarse en el blog.

Jesús dijo...

Buen resumen... menos mal que algo ha quedado en el tintero. Vamos que te va a costar ir por las buenas a buscarle el lado encantador.

Clemente Alonso McKernan dijo...

Piensa que has dado un paseo por la historia reciente de Europa, la del Este, la de los cadáveres de la extinta URSS y cercanías.

Xocas dijo...

Jesús, algunas historias y algunas fotos, si es que una semana bien aprovechada da para mucho.

Clemente, cierto, y no será el último paseo (uy, que mal sono esto último).