jueves, 30 de abril de 2009

First travel, then struggle, finally calm

Sobrevolar los Andes fue impresionante. Saber que aquella nieve no se derretería, lo ancho del macizo, la proximidad al avión...No sentía el cansancio del viaje. Aterrizamos el 23 de octubre de 2008 en Santiago de Chile. Una vez fuera del aeropuerto, tuve la sensación de estar en casa. Los colores, la luz, la temperatura. Tomamos el coche que nos llevaría hasta Rancagua. A nuestra izquierda la cordillera. Siempre presente. Tan cerca y tan lejos a la vez. Había ido a trabajar y no tendría oportunidad de disfrutar de ella.

Sin embargo el domingo organizamos una pequeña excursión a la zona de Las Siete Tazas, saliendo desde la ciudad de Talca.

First travel
La Montaña

Nuestros anfitriones se presentaron en el hotel a las siete de la mañana, de todos los encuentros que tuvimos, fue la única vez que habían sido puntuales. Conducía sin prestar mucha atención a la carretera, contándonos historias de su época de profesor universitario durante la época del golpe y, más recientemente, sus vaivenes empresariales.

La primera parada fue para comprar pan, en una pequeña tienda a las orillas de la pista de tierra. Un pan sin levadura, pequeño, plano y redondo. Comido con agua y hambre.

Then struggle



Visitamos el Parque Inglés, vimos el Velo de la Novia, estuvimos en las Siete Tazas. De alguna manera, parecía que estuviésemos en Galicia pero los Andes estaban a nuestros pies y me hubiese gustado seguir allí por más tiempo y más alto. Bromeamos con aquel fruto del roble que sólo crece a partir de cierta altitud y que nos dijeron que era sabrosísimo y, además, afrodisíaco. Comimos en bancos de madera arreglando Chile y el mundo. Las horas no fueron suficientes. Era día de elecciones y bajamos a toda velocidad camino del colegio electoral, a más de 70km.

El Velo de la Novia
La belleza en lo pequeño
El fruto prohibido
¡Una liana!
Nos cruzamos con algún ciclista y con dos mujeres americanas caminando juntas. Les ofrecimos nuestro transporte, pero sabían más que nosotros y prefirieron continuar su marcha a pie. Nuestro guía comentó con cierto desdén que desconocían los peligros que las acechaban. Se sabía que había violadores en una localidad cercana. Ellas vivían su sueño.
Finally calm

A orillas del Río Claro tomábamos un refresco. La brisa ligera, la temperatura suave, la cabeza varios cientos de metros por encima...Me gustaría volver.


El título de la entrada es de Greg Child. Gracias DM por la cita.

4 comentarios:

Atalanta dijo...

Menudos viajecitos... ¿Qué pasa, tú también eres un jetlagman como Ramón y Mildo? No me extraña que quieras volver. Ya me gustaría a mí ir. Saludos.

davidiego dijo...

qué tendrá el tri que los hace tan viajeros?
lo mejor para comer: hambre y agua.
precioso el viaje.

Xocas dijo...

Atalanta, Jet Lag Man sólo hay uno. Por lo que tengo sabido, Mildo es agente secreto del MI5, esos juegan en una categoría diferente. Yo me conformo con ser un aprendiz.

Davidiego, el viaje fue muy interesante y tuvo sus muy buenos momentos. Sin lugar a dudas, también dependen de la mirada de cada uno.

Furacán dijo...

Muy chulas las fotos, interesante viaje.