Desde el puerto la imagen era bonita, pero el agua tenía un sabor extraño en la salida...y cuando lavé el neopreno goteaba en negro.
A los cien metros, o algo así, me doy cuenta de que no he puesto en marcha el pulsómetro. Salgo de mi ensoñación gracias a un compañero que me arrea un guantazo en el ojo izquierdo, me entra agua en el ojo derecho. La cosa no mejora y seguimos a tortas unos con otros hasta la primera boya y menos hasta la segunda. El triatlón es un deporte de contacto.
Juanjo voló sobre la bici, a pesar de que según mi directora, sufrió como nunca.
¡Qué maravilla llevar zapatillas específicas de triatlón! Me subo a la bici y me calzo en un periquete. Los velcros ajustan bien y no pasan dos kilómetros hasta que me doy cuenta de que me vienen grandes las zapatillas nuevas. Que nadie se asuste, las había estrenado el día anterior, pero con calcetines. Lo que el sábado fueron sensaciones, el domingo se confirmó.
¡Qué poco compañerismo! No quisieron esperarme.
Realizo la primera vuelta tratando de alcanzar a un grupo que se me escapó. Y yendo solo, cuesta arriba, me despisto de la carretera y cuando me fijo la rueda delantera se estaba saliendo de la zona asfaltada. No lo puedo remediar, me salgo metiéndome en el "arcén", una zona a unos treinta o cuarenta centímetros por debajo del nivel de la carretera llena de arena de playa. Controlo como puedo la bicicleta y acierto a soltar el pie de la cala. Pensé que me la pegaba y me he librado. A cambio pago el precio de que me adelanten 600 participantes (o un par de grupos numerosos, no estoy seguro).
Esta foto se la tomé prestada a José Manuel Navarro del Caralibro.
Únicamente se me une a un grupo a mitad de la tercera vuelta. Pronto nos quedamos tres, pero al iniciar la cuarta vuelta en el latigazo del cambio de sentido me descuelgo unos metros y se acabó la vida fácil. En todo caso, el segmento se acaba y toca correr.
Con más participación que nunca, cualquier fisonomía fue posible (y como se ve en la foto, André está muy orgulloso de su participación en el Aviaman).
El señor Román, detrás de mi en la foto, no tiene excusa para no haber entrado delante de mí en meta, ya que tal cantidad de ánimos deberían de haberle hecho volar.
6 comentarios:
yo seré malo bajando, pero los que se salen subiendo...
;p
jajaja
Mejoras Xocas mejoras, al menos nadando, que ya siempre sales por delante mía. Pero hay que ir atento a la carretera :-P(te cuento un secretillo, a mi casi me pasó lo mismo subiendo en las ramaps duras del aviaman, de pie: golpe de pedal concentrado en el esfuerzo y a punto de salirme en una curva :-))
Está bien lo de progresar, y mejor aun lo de pasárselo bien.
Providencial el salto a la cuneta, ya estaba bien de que unos 600 te fueran chupando rueda ¡hombre!! ;)
Bueno, quitando ese incidente, que le puede pasar a cualquiera, lo importante es seguir mejorando y quedarte con buenas sensaciones para la siguiente.
Un saludo y animo.
Y cuando eso se produzca, que se producirá, te quedará menos humor para contarlo de esta forma tan divertida.
Ahora a ver la versión del Furi.
DD, calla, calla, que lo mío tiene delito.
Furacán, y que lo digas, despistarse entrenando aún es comprensible, pero en carrera...
Jesús, divertirse lo primero, las progresiones, poco a poco.
Ángel, buenas sensaciones hasta la carrera, que me costó lo mío.
Mildo, lo del menos humor, espero que no llegue, lo otro es inevitable, como el declive.
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