martes, 10 de julio de 2012

VII Triatlón Valle de Buelna

Con un regusto amargo

Perdona, ¿me puedes hacer un favor? ¿Tendrás un bidón con agua de sobra? Conseguí un bidón con sales usado y un bote de medio litro de una bebida isotónica, relleno de agua. Para un tipo escrupuloso como yo no es un buen comienzo, pero mejor eso que empezar en la bici sin bebida. Me fui a boxes y a esperar un neopreno que no llegaba. Lo cierto es que ya me había hecho a la idea de nadar sin él. El mar abierto no me preocupa y me decía que para cuarenta minutos escasos, no tendría porque preocuparme la temperatura. Pero lo cierto es que la experiencia de hace un par de años en la travesía de A Guarda me pesaba y todavía no había probado el agua.
Unos minutos antes de la salida, me encuentro con el ínclito Mildolores. Me alegré un montón de ponerle voz y saber de él por él, aunque las noticias que traía no fueran las mejores. Nos hicimos la foto de rigor, en la que claramente se observan dos hechos: uno, en unos sitios de la península ha dado el sol más que en otros y dos, se me había ido la mano con la crema solar.
La natación era a dos vueltas. Salimos con sol y acabamos con un vendaval. A pesar de la buena temperatura del agua, acabé la primera vuelta con algún síntoma de que empezaba a enfriarme. Miré el reloj y marcaba ¡23 minutos! ¿Fue la falta de neopreno? ¿Me desorienté? ¿La distancia estaba mal medida? Nada de eso tuvo importancia, se levantó el aire y el cielo empezó a cubrirse. El agua formaba multitud de pequeñas olas, algunas ya coronadas con espuma. No veía la siguiente boya y era consciente de que apenas avanzaba. Al final, necesité más de cincuenta minutos para completar un segmento en el que me las prometía muy felices antes de llegar a Cantabria. Salí del agua molesto, corriendo por la playa desganado y pensando que apenas había empezado y ya tenía difícil bajar de las seis horas.
Al llegar a boxes encuentro el caso y las gafas tirados por el suelo, fuera de mi sitio. Me pongo calcetines y zapatillas sin prisa excesiva. Me pregunto si seré capaz de acabar la prueba. Me obligo a no pensar. Salgo de boxes y en cuanto llego al primer sitio descubierto el aire me inclina. En nada todo está cubierto. Subo tranquilo el primer repecho del día: "noventa kilómetros, con fresco, con aire, después de más de cincuenta minutos nadando...si a mi lo que me va es el calor. A ver hasta donde llego".
En mi plan figuraba que la bici la haría entre 25 y 26km/h. Ya sé que son velocidades muy pobres. Mi golpe de pedal es el que es (o quizás no). Así, no me preocupé de mirar la velocidad. Buscaba mi ritmo y aunque las piernas me respondían, no estaba cómodo. Las primeras rampas no me emocionaron. Pero sí disfruté la subida al alto de San Cipriano y el medio plátano que me dieron junto al botellín de agua. En la bajada fui conservador. En mi mente tenía el recuerdo de la crónica del Ciego Sabino y creo que hasta podría identificar la curva en la que se accidentó. No estaba dispuesto a abandonar por una causa así. La primera parte del viaje era triatlética, la segunda de turismo y no podía hacerle una faena como esa a la afición.
Después de algunos sube y baja, llegué a Los Corrales de Buelna con la piel de gallina. No era la emoción. Apenas llevaba algo más de cuarenta kilómetros. Tenía frío. Estaba cansado, sin ganas de seguir pedaleando. Tuve la tentación de irme al hotel y dejarlo allí mismo. Pero jugueteando con el reloj vi que mi media superaba los 27km/h. Pues no iba tan mal. Decidí seguir, en realidad nunca había decidido lo contrario, y continué en dirección a alguna parte. Después de un tramo de subida llegó la hora de hacer una parada técnica. Dos largos minutos en los que solo me adelantó otro triatleta. Efectivamente, iba a cola del pelotón. Continué una sucesión de rectas y glorietas que casi acaba con mi paciencia. El premio, un avituallamiento con bidón de sales, gominola y plátano. Cual vulgar chimpancé, agarré con todo y salí bebiendo y comiendo con una sonrisa en la boca. Conté a cinco que llevo detrás y me prometí no dejar pasar a ninguno más. ¡Qué ya estaba bien!
Tras pasar por Los Corrales, otra vez, me dirigí a San Felices y de ahí a la última dificultad ciclista. Empezó a llover y volví a sentir frío. Me notaba cansado pero subía con ritmo. Coroné, bajé, la sensación de frío se intensificó, mi media había bajado de los 27 y, por fin, llegué al estadio al tiempo que me preguntaba si sería capaz de dar un paso más.
Pero, al igual que me pasó en Aveiro, me encontré con que, no solo tenía fuerzas para correr, sino que mi ritmo era muy decente. Así, me puse a correr a poco más de 5min/km y mantuve ese ritmo durante toda la carrera a pie. Durante la larguísima primera vuelta y también durante las cinco pequeñas vueltas. Únicamente en las dos últimas empezé a flojear de cabeza aunque, a decir verdad, esto no se reflejó en el ritmo. Y por primera vez, entré en meta acompañado de mis hijas. Los tres contentos y cansados.

Epílogo
Más de seis horas de carrera. Una natación que no hizo justicia a los entrenos realizados. Una bici de la que intuyo que debo ser más valiente e ir más deprisa. Una carrera a pie que, por el momento, cubre mis expectativas. Finalizar Buelna era algo que realmente deseaba porque es un triatlón más bien duro. Sin embargo, no hice la mejor carrera que podía haber hecho. El fallo del neopreno, la cabeza muy suelta...queda para otra ocasión demostrarme que puedo ser más rápido.
A esta organización hay que felicitarle por el enorme trabajo realizado. Lo que entregan por lo que se paga es extraordinario aunque, si se me permite, criticaría dos puntos. El circuito de natación debería estar mejor balizado. No todo el mundo se orienta bien con las boyas tan lejos y sobre todo en condiciones de mar como las de la segunda vuelta. Y debería de haber uno o dos avituallamientos más en la bici y, si hace falta, se quita alguno de la carrera a pie.

7 comentarios:

davidiego dijo...

Enhorabuena barbasalbino!
;p

CiegoSabino dijo...

Primer pica puesta. El año que viene te desquitas de los sinsabores. ¿Se te olvidó el neopreno?, yo creo que en esas distancias sí que se nota.

afca dijo...

bueno Xocas,
sirvió de algo los ânimos de los amigos, enhorabuna! ah! excelente crónica,
saludos desde figueira da foz

Atalanta dijo...

Enhorabuena,a pesar de que la cosa se torció desde el principio, lo conseguiste. Es un medio duro. Sensaciones muy parecidas a mi segunda participación, en la que tardé más de una hora que la primera.

Xocas dijo...

DD, tal cual. Gracias!

Ciego, se me olvidó y sí, se nota.

Gracias Agostinho. Los ánimos se agradecen un montón.

Atalanta, ¡qué bueno leerte por la zona de comentarios! A ver si para la próxima bajo una hora.

ciberproton dijo...

Eres un autentico IronMan, me tienes alucinado....

Xocas dijo...

¡Que va Fran! Si yo puedo, cualquiera puede. Eso sí, con mis mimbres, le va a tocar entrenar.