Es raro, pero a veces sucede que los viajes de empresa aúnan trabajo y diversión, y todo es más fácil y mejor. Ayer volé de Vigo a Barcelona. La azafata me despertó para que me abrochase el cinturón (como si fuese a servir para algo), así que pude disfrutar del vuelo sobre la ciudad y recordar mi primer viaje a Barcelona. También por motivos de trabajo. Me encanta la ciudad: el ambiente, los lugares, la mezcla de culturas...
Sin embargo, en esta ocasión tenía que ir a Manresa y aquí estoy, en el Món St Benet. Como estoy de buen humor, voy a decir que los tipos con suerte como yo (lo cierto es que soy un tipo con bastante suerte), encuentran buenos anfitriones allá a donde van. Y en este caso no iba a ser menos. Me recogieron en el hotel y me fui a ver jugar al Ricoh Manresa con el Tau Vitoria. Lástima que yo tengo suerte, pero igual soy un poco gafe, porque el equipo local perdió por 31 puntitos de nada.
Y como hace tiempo descubrí, no hay nada mejor que echarse a correr para conocer lugares más rápidamente. Antes del desayuno me puse las zapatillas y me fui a entrenar por los caminos entre los montes de los alrededores. A destacar la magnífica helada (no sentía las manos, las piernas seguían en su sitio, por abajo) y también los paisajes. ¡Ah que aroma el de los fertilizantes naturales!
Para aprovechar el día hay que levantarse temprano. A mitad de recorrido, se intuía el amanecer.
Los campos estaban helados
De regreso al retiro monacal
El día prometía. Y cumplió
Aquí ya estábamos a lo que estábamos (aunque este ponente no fue el más entretenido)
Después, a trabajar, y a última hora, visita cultural al monasterio. Mamá, ¡si hasta escuché un poco de misa en catalán y latín! ¡Este sitio es milagroso!
4 comentarios:
Hay vacantes en tu empresa?, siempre es así tu trabajo?. Me encanta la imagen llegando a Barcelona desde el avión de la ciudad y el mar al fondo. Un abrazo.
Empezabas diciendo que era un viaje de trabajo y al final, solo al final, sabemos que era verdad, que ibas a trabajar.
Me alegro mucho de que saques el lado positivo al trajín de tener que desplazarte. Tengo que reconocer que me he sentido un poco identificado, porque por mucho que me quejo de los viajes continuos en mi trabajo, al final es la parte que mas disfruto.
pero si el trabajo ya es divertido por sí, y te permite todos los vicios divertidos! mira que dejar la caliente camita del hotel para irte a pasar frío...
Grimo, a lo primero, depende. A lo segundo, no. Mi trabajo es como todos, con momentos buenos y malos. Después de un momento muy bueno, otro muy malo. Pero no hay queja.
Mildolores, hay que buscar lo positivo por sistema. Además, es cierto que hay viajes que merecen la pena, ¡aunque sean de trabajo!
Davidiego. El trabajo es divertido, aunque no siempre. Después, mis aficiones deportivas me permiten conocer rápidamente sitios que a otros compañeros menos inquietos no les da tiempo a conocer. Dormir se duerme en cualquier parte, pero uno no siempre tiene la oportunidad de correr por el Bages.
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