Llevaba dándole vueltas a una entrada de corte deportivo, pero llegamos al centro comercial y allí estaban: motocicletas antiguas perfectamente restauradas. Repartidas por distintos lugares, de dos en dos o de cuatro en cuatro. Como nuevas. La más antigua de 1920, las más modernas de los años 70. Parte de la historia de la ingeniería mecánica.
Atención a la suspensión delantera
Diseño italiano
¿Os imagináis montando una de estas máquinas? La vieja cazadora de cuero, las gafas de cristal y unos rudos guantes por los que se cala la llovizna de primera hora de la mañana. Atravesando una estrecha carretera por la que nadie circula. Asfaltada pero bacheada. El sonido mecánico del motor. El olor a modernidad mezclado con el del campo. En dirección a alguna parte pero disfrutando del camino. De eso se trata.
3 comentarios:
mola!
Babeo de imaginarlo.
¡Me encantan!
Ya veo que no soy el único que se ha quedado por casa. Nada, nada, así también se puede pasarlo bien.
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