Menos la temperatura del agua, todo ideal.
Llegamos a la Guardia media hora antes de la salida. El día estaba fenomenal, invitaba al chapuzón y el ambiente en el puerto era muy agradable. Incluso había algo de público. La travesía tendría lugar en el puerto, al abrigo del oleaje y las corrientes. Tendríamos que realizar dos vueltas a un rectángulo gigante delimitado por boyas y dentro del que se reunían las embarcaciones allí atracadas. En total, 2.500 metros. Me comentaron que el agua estaba congelada. Mal asunto, se nadaba sin neopreno.
Lanchas suficientes. Si no hay público, se pinta.
Primero se dio la salida de los más pequeños, ir y volver a una boya, cuatrocientos metros. Todo muy simpático hasta que me fijé en que a uno de los niños tuvieron que taparlo con una manta térmica al salir del agua. Ni con todos los abrazos del mundo entraba en calor, tenía mala cara. Claro, estas cosas no dan ánimos. En cualquier caso, ya no había marcha atrás. Nos invitaron a pasar a la rampa y probar el agua. Efectivamente, no tenía más termómetro a mano que el corporal. La medición arrojaba como resultado que el agua estaba fría de...narices, vamos a escribir, narices. Unas chicas a mi lado comentaban: "A mi lo que más me cuesta es entrar", "pues a mi acabar". Vaya, me pega que a mi las dos cosas.
Cuarenta y tantos nadadores a punto de enfriar sus ánimos.
Se dio la salida y al agua. Muy fría, pero lo peor fue que en seguida se me llenaron las gafas de agua. No me lo podía creer. No habíamos llegado a la primera boya y ya estaba vendido. Paro, vacío las gafas, vuelvo a empezar, se vuelven a llenar. Trato de pegarme a otros nadadores pero voy incómodo. Paro más veces y me pasa hasta el apuntador. En estas me alcanza un veterano nadando a braza y me quedo a su lado cual rémora. Gracia a él completo lo que me quedaba de la primera vuelta y hago buena parte de la segunda. Pero dio un tirón, se despegó, volví a vaciar las gafas. Ya hacía tiempo que el pie derecho había hecho un amago de acalambrarse, ahora era la pierna izquierda. El frío me estaba matando porque había zonas de agua fría y zonas de agua friísima. El caso es que la recta final me costó lo mío y aún así la completé. Creo que incluso adelanté al veterano que me precedía, quien debió también sufrir con el frío (es lo que nos pasa a los nadadores lentos).
Con frío, acalambrado, pero sin sentirme cansado. Todo un poco raro.
Al salir del agua me fui a por las sandalias y noté que me mareaba un poco. Rápidamente se me acercó un miembro de la Cruz Roja y antes de que me diese cuenta ya estaba dentro de la ambulancia temblando como un pollo. Unos masajes y para la ducha caliente. Lo peor fue que le di un susto de...narices a la directora y a la pequeña afición. En fin, menos mal que la próxima es con neopreno y las gafas ya están en el cubo de la basura.
Vamos con paso firme hacia alguna parte. Espero.
PD: Ni que decir tiene que acabé en las últimas posiciones, conretamente de antepenúltimo. La pena es que también fue la vez que más cerca acabé del podio, quinto en mi categoría. ¡Hay que ver, la semana pasada en el medio de la tabla y ayer casi ni entro!
7 comentarios:
y terminaste sin congelar, estoy de broma,
las águas a norte son frías ya se sabe, mismo aquí, mas para sul como es el caso de figueira da foz, 40 kms de coimbra, la água es hielo, este fin de semana com temperaturas superiores a 35 grados la água estaba fría...
"tienes" que aficionarte a la carrera...
ahora a comprar nuevas gafas y llegar al podio para la semana próxima con ó sin neopreno
abrazo
Bienvenido al club jaramuguil. Lo nuestro es la natación :), pero no perdemos la ilusión. Un susto para contar.
Nada, hombre a irse curtiendo. Seguro que fue lo de las gafas que te descentró y el trabajo psicológico de "no tengo frío, no tengo frío..." se fue al garete.
Bienvenido al club de los atendidos por la cruz roja, a mí me pasó exactamente lo mismo en la del Vao hace 3 años, se ve que el agua fría no es para los del Ribeiro jejeje
Hay truquillos, doble gorro, vaselina o tomarse un gel antes de empezar... aunque es un problema que de momento yo tampoco he resuelto.
Lo siento por la directora y la aficción, desde fuera se pasa aún peor.
Esperemos que en el cruce de la ría esté algo más caliente.
Animo, no decaigas. Ha sido un buen entreno con esas aguas frias. Lo bueno fue que lo sufriste y ahora sales mas fuerte mentalmente. Ya veras como para la de la Ria esto te viene fenomenal.
Nos veremos nadando. Saludos
Cavasco, las gafas ya están en casa y esta tarde las estreno, otra vez en el mar y sin neopreno.
Atalanta, la ilusión no decae. Realmente no me asusté. Fue una pena que yo solito no me hubiese ido a la ducha, así nadie se hubiese asustado.
Ciego, justo ahí le has dado, y es que no lo entiendo. Con el cabreo que agarré con la historia de las gafas, no sé como me pudo coger el frío si iba inflamado.
Furacán, tomo nota de los truquillos. La verdad es que estando la temperatura del Avia a la que está, ya tendríamos que habernos acostumbrado, pero nada, no hay manera.
Jesús, caer alguna vez, decaer nunca. Por cierto, precisamente por fortaleza mental (¿o era tozudez?) me gané una bronca.
Yo también participé y en la segunda vuelta me tuvo que recoger la barca por hipotermia. La primera vez en mi vida que me pasa esto, será que me estoy haciendo viejo. Hubo un momento en que si no llamo a la barca me voy pal fondo, las pase más canutas que en vendimia.
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