¡Atención niños! A pesar de saber lo que hay que hacer, cuándo y cómo, no prestar atención puede pasar factura y, quizás por eso, he finalizado la semana cometiendo un error de cálculo. Pero bueno, mi autoestima no se resiente por ello, aunque hoy sobre la bici me haya arrastrado, más que volado.
Salí de Vigo a 22m sobre el nivel del mar, es decir, desde mi casa y a partir de ahí todo subida hasta el alto de Puxeiros. Es lo que tiene esta ciudad, o sales por la costa, o subes sin parar. Piano, piano, llegué al alto cuarenta minutos después. Un poco dormido, quizás notaba en las piernas el tute que me di el sábado por la tarde: una hora de entreno de carrera incluyendo series en cuestas, más hora y media de bici a continuación.
La bajada a toda velocidad hasta Porriño y de ahí a Ponteareas. De este tramo lo único destacable es una subida de dos o tres kilómetros con rampas que superan holgadamente los dos dígitos. Después unos kilómetros para atravesar Ponteareas e iniciar la subida al alto de Fontefría. Éste es un puerto cuya pendiente media es baja, menos del 4%, pero entre unas cosas y otras se encadenan 20km de subida que, como bien sé, pueden pasar factura. En Vilasobroso me di cuenta de que estaba subiendo más despacio de la cuenta, hasta la salida de la autovía subí despacio pero con fuerza. No obstante, llevaba un tiempo con cierta preocupación porque me estaba quedando sin agua. Es una situación que me agobia especialmente. A partir de ahí me arrastré hasta la cima, frenado por rachas de aire frío que acabaron de amargarme el día ciclista.
A esas horas ya tenía que estar llegando a Ribadavia, pero me quedaba la bajada. Claro que esto no es estrictamente cierto. Llegué tan justo que incluso me costó embalar la bicicleta, quizás también por el dichoso aire. Por otra parte, A Cañiza hay que subirla y ya se sabe que cuando las fuerzas son escasas cualquier rampita es un serio inconveniente. Pero ya estaba hecho. Al final, cuatro horas para una miserable media de 20km/h. Tres cuartos de hora más que la última vez que realicé este recorrido.
Semana de altos y bajos. Unos días con sensaciones estupendas y otras arrastrándome por tierra, mar o aire. El test de 1.500m salió lento, el viernes me divertí en el agua a pesar de ciertas molestias musculares, el sábado me sentí pletórico, el domingo salió como salió. Menos mal que los populares tenemos media hora de pez y el próxmo fin de semana saldré con la misma ilusión de siempre. En la cuenta positiva, casi diez horas más de entreno.
5 comentarios:
Eso es, segun te iba leyendo, iba pensado, pero lo importante es sumar, y lo comentas al final. Dias malos los tenemos todos y seguro que este a sido uno de ellos. El siguiente fin de semana lo vuelves a hacer y seguro haces media hora menos.
Un saludo y animo
Pero acabaste el entreno que es lo más importante. Yo a estas alturas no sé si lo daría hecho y el tiempo ya se nos echa encima.
A mi me preocupan especialmente las rampas de mas de dos dígitos.
No salgo de mi asombro.
Casi que mejor no iré por allí con la bici ;)
Ay, esas palizas en la bici... Cuando la cosa se tuerce que mal se pasa. Pero hay que ver el lado positivo. Un entreno de fondo cojonudo. La próxima vez más y mejor.
Ángel, el fin de semana ya llega, ¡qué ganas de pillar la bici!
Furacán, acabar siempre (a estas alturas mientras yo voy a ti casi te da tiempo de ir y volver, ¡qué nos conocemos!).
Mildo, nada, nada, eso es un chupito, Fontefría es puro desgaste. Vente que es bien bonito. Por cierto, un día te doy un toque y damos una vuelta por la Casa de Campo.
Atalanta, sí, pero la bici te da mucho más de lo que te quita en un día malo.
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