viernes, 1 de abril de 2011

4711

Un montón de comensales, de pie alrededor de un sinnúmero de mesas con minúsculos canapés. Andando de una mesa para otra, picoteando aquí y allá. Me encontré con MR al que conozco desde hace tiempo. Aunque nuestras conversaciones nuncan han sido muy largas, nos entendemos. Le descubrí que conocía un secretillo suyo. Y él me reconocía que sí, que había estado a punto, pero la vida, y su padre, le habían enseñado a tener paciencia. Las cosas no siempre son como cuando se sienten en el momento, envuelto en las circunstancias. Así, dejando tiempo para que el poso de tus acciones se asienten y calen, es factible obtener el reconocimiento y, ¿por qué no?, el éxito que uno cree merecer.
Y es que hay días y días, meses y meses y años y años. Esta semana empezó con una peligrosa deriva, ayer todo parecía salirse de control y hoy todo empezó descontrolado. Sin embargo, la clave está en no desesperar, y no cejar. Acabo el día contento, satisfecho del nuevo rumbo que a mediodía se inició. Al llegar al hotel, el entreno salió mejor de lo esperado, a pesar de las horas y el calor agobiante de la sala. La ducha, mi agua de colonia favorita y el milagroso efecto que produce. Dormiré como un bebé.

3 comentarios:

manuelbinoy dijo...

El sueño siempre reparador, seguro que gue lo has ganado a pulso, un saludo.

Lay dijo...

No desesperes compadre, que la recompensa llegará.
A dormiiiiii.....

Xocas dijo...

Gracias Manuel.

El Lay, nunca desespero, aunque a veces me aburren ciertas cosillas. Y sí, ¡a dormir!