viernes, 16 de abril de 2010

Giro d'Italia

El prólogo tuvo lugar en Porriño el martes. El avión salía a las dos menos diez de la tarde y abandono la oficina al filo de la una. Jugando con fuego uno hace el calentamiento más rápido. De Vigo a Madrid y de Madrid a Turín. Recogemos el coche de alguiler, nos vamos al hotel y...nos vamos al hotel atravesando la ciudad: mil semáforos, obras, un par de cruces que nos saltamos y apenas tenemos tiempo de dar un paseo de veinte minutos antes de cenar. Eso sí, una cena muy rica en el restaurante Galante. El martes, no entreno.
Miércoles de trabajo matutino en Turín y nos vamos hacia Caravaggio por la autopista. Caravaggio se encuentra al este de Milán. Pero un accidente en la autopista, cuando todavía estábamos rodeando Turín, nos retiene en un atasco monumental. Increíblemente un camión de autoescuela consiguió subirse a la mediana permaneciendo en un equilibrio imposible. Unas grúas trataban de bajarlo al tiempo que retenían el tráfico. La broma nos sitúa llegando a Milán en hora punta, por lo que conseguimos participar de todos los atascos posibles en el anillo de circunvalación. Me acuerdo de todos los que me dijeron que tenía mucha suerte viajando a Italia por trabajo. Lo más destacable es que pasamos al lado de la sede de Colnago. Finalmente llegamos a Caravaggio después de cinco horas para más o menos ciento cincuenta kilómetros. ¡Qué buen entreno hubiera sido!
Nuestro anfitrión tuvo a bien esperarnos. Conversamos con él por espacio de una hora y salimos en dirección a Génova. Volvemos a tener suerte con el restaurante. En el hotel nos recomiendan, a tan solo cien metros, un lugar realmente acogedor y con muy buena cocina: Fuori Orario. Salimos del comedor pasada la media noche. El miércoles no entreno. Pero...
 
No hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista. El jueves hacemos nuestro trabajo por la mañana y tenemos la tarde libre. Así que aprovechamos para conocer un poco de Génova. Comemos en el casco antiguo, un lugar para perderse en todos los sentidos, buenos y malos. Repleto de edificios históricos y calles estrechas y estrechísimas. Conviven entre edificios los turistas y los locales, sean de la calaña que sean. Vemos un poco del puerto deportivo y, como no, las Blackberry echan humo.
Nos asombran la cantidad de scooteres que pululan por las calles. El entramado de carreteras y la forma de conducir. El agua del puerto está contaminada y los edificios nuevos no encuentran su sitio. La ciudad es elegante pero también decadente y, en algún momento, me recuerda a Portugal. Sin embargo, la luz es mediterránea. Sin duda, merece la pena la visita.
Acabando la tarde encuentro un regalo que llevaba meses buscando: un burro de peluche para la pequeña. Creedme si os digo que he preguntado en un montón de jugueterías en Vigo, Santiago, Madrid, Bruselas y, finalmente, lo encuentro en Génova. Triunfo seguro. Más tarde pierdo la posibilidad de realizar un rodaje largo por buscar un bonito regalo para la directora deportiva. Es de ley. Por tanto, me conformo con cuarenta minutitos de rodaje que me sirven para ver algo más de la ciudad.

Hoy viernes nos levantamos antes de las cinco de la mañana. Llegamos a Vigo y completo la jornada en la oficina. Como pasadas las cuatro de la tarde y, por enfermedad de la dirección, me veo abocado a hacer de taxista de Vigo a Ourense y regreso. El cuerpo enarbola la bandera blanca, así que hoy me salto el entreno. Hacía mucho tiempo que no me encontraba tan cansado. En cualquier caso, parece que este Giro tendrá segunda parte. Lo malo es que en lugar de ponerme en forma, me hace perderla.
 (Todas las fotos son de Génova.)

6 comentarios:

manuelbinoy dijo...

Envidia, ésta entrada me ha despertado envidia; lo reconozco; un viaje a Italia siempre vale la pena aunque uno le lleve a perder la forma; saludos, nos seguimos leyendo.

davidiego dijo...

hasta el último párrafo transmites prisas en toda tu entrada... uff, menos mal que acabas con un rodaje tranquilo para recuperar el pulso.

me alegro de que por fin apareciera el burrito y mimes a la directora deportiva.

Furacán dijo...

Que chulo el jumento! :-)
Pues vaya ajetreo, menos mal que te ha dado tiempo a ver algo.
Ánimo para la 2ª parte, a ver si es un poco más relajada.

Iván García dijo...

Vaya envidia Xocas. Estuve viviendo en Italia un año, en Piacenza, disfrutando de una beca erasmus y fue el mejor año de mi vida. Saludos y tomate un Negroni a mi salud!

Mildolores dijo...

Preciosa ciudad sin duda.
La primera noche que pasé en Genova fué en un monasterio que hay en la montaña, desde donde tenía una vista impresionante de la ciudad y el puerto.
¡Que historia!
Bueno, descansa.

Xocas dijo...

Manuel, mereció la pena, pero bueno...un amigo me dijo el otro día que todos los viajes que no te pagas tú tienen truco. Y no le falta razón.

Davidiego, mimar a los tuyos es de obligado cumplimiento. Con respecto a las prisas, todos son así.

Furacán, pues afortunadamente pudimos ver algo, porque no son pocas las ciudades de las que sólo conozco un polígono y el aeropuerto :-(

Iván, no sé lo que es un negroni. Vaya, sí voy a tener que volver ;-)

Mildo, imposible descansar (y a este paso hasta entrenar). Un monasterio en una de las colinas de los alrededores...seguro que mereció la pena.