viernes, 2 de abril de 2010

Aromas de ciclismo

Aquí estoy, abandonada en el trastero. Ahora ya no hace tanto frío, pero durante semanas no subió nadie hasta aquí. Nadie. Le llamo pero no me escucha. Me había prometido salidas frecuentes, quizás no muy largas, pero salidas. Aire libre, la montaña, la costa. Pero soy vieja y no tardó tanto en cambiarme por una niñata que no se sabe si es de aluminio o fibra de carbono. De fribra, ¡que excéntrico! Como si fuese a mejorar en un ápice. Mientras tanto, mi buen acero, mis finos tubos, mis fuertes racores se aburren.

En fin, al menos estoy impecable. Mi anterior dueño era diferente. Fuerte, impulsivo. Me llevaba con pasión, al límite. El carácter de un hombre con bigote. Pero también se olvidaba de mi por largas temporadas y dejaba que el polvo y la humedad me vistiesen. Ahora estoy más cuidada, pero merezco salir. Nací para pisar la carretera, no para estar en un trastero.
El domingo fue diferente. No sé que ocurrió pero cuando lo vi aparecer ataviado de ciclista y la bomba de pie...Hinchó mis ruedas. El día era frío, la niebla había tomado el Ribeiro, pero esto no era más que motivación para mi. Salimos en dirección a Leiro ganando velocidad progresivamente. Me sentía bien, todavía mantengo las formas. Si la pendiente no es muy dura, soy fácil de llevar. Entre el plato de 52 y el de 42 dientes llaneábamos alegremente. Después tomamos la carretera vieja de retorno a Ribadavia.
¡Qué sensación rodar por el asfalto deshecho! ¿Qué sentirán mis colegas belgas? Carretera estrecha, con curvas, rodeada de árboles, viñedos y pequeñas flores. Muy poquita gente en las aldeas. Cada bache era una deliciosa tortura para mi cuadro y mis ruedas. Hubiese seguido así por mucho tiempo. Completamos la primera vuelta de tres. La segunda fue más rápida, la tercera un poco más lenta. En San Andrés nos cruzamos con un paisano con una rama de olivo en la mano. ¡Maldita sea!, llegaba tarde, el olivo se lo recordó. El paisano nos miró como si hubiese visto a un fantasma. Después nos cruzamos con un automovilista que nos miró con admiración. Creo que viviré de ese recuerdo durante semanas.

8 comentarios:

davidiego dijo...

como haces eso hombre? ella nunca lo haría.
hazle más caso.

Atalanta dijo...

Yo tengo a Katienka que también pesa un quintal pero la saco de vez en cuando a rodar por la ciudad que es verdad que se pone celosa

Oscarjet dijo...

bonito post y esque las bicis tienen alma ...es una bici muy bonita, sacala mas.Yo estoy enamorado de las clasicas y te aseguro que cuando busco chollos en la web veo cosas tan cotizadas y buscadas como la tuya, asi que cuidala, mimala que es una joya!

Nacho Cembellín dijo...

Mira!!!, a mi me pasa lo mismo pero con las motos ;-)

Iván García dijo...

Que bonita entrada Xocas. Que bonita. Enhorabuena.

Mildolores dijo...

Preciosa entrada Xocas. Muy bonita.
Nos acordamos de ellas en los dias de lluvia, cuando amenaza, no sea que la niñata se nos manche el vestido nuevo.
Si señor, muy bonita.

Xocas dijo...

Davidiego, espero poder hacérselo.

Atalanta, ya se sabe, todas se creen especiales (y lo son).

Oscar, está en perfecto estado de revista. Hasta tengo el sillín original (que no es el que luce en la foto). Pero no la pondré en venta, es una herencia muy apreciada.

Nacho, a mi me pasa hasta con las calculadoras (no tengo remedio).

Gracias Iván.

Gracias Mildo. En mi caso tengo la bici en Ribadavia. Si toca bici y estoy allí, sale, si no, no.

Furacán dijo...

Así no tienes que andar con la bici de un lado para otro. No la vendas, en unos años igual hasta te dejan participar en l'Eroica con ella :-))