martes, 23 de agosto de 2011

XXII Triatlón Vila de Allariz

Una carrera casi perfecta

Calor, claro, pero nada del otro mundo. Personalmente, me gusta. Me gusta que haga calor en verano, que luzca el sol, que no llueva…así que, prefiero una carrera a más de 30º que a menos de 20º y, entre medias, no estamos en verano; aunque sea lo mejor si de ir rápido se trata.


Allariz organiza un triatlón que, como dijo Álvaro, compañero del club, es como los de antaño. Y en 2011 la participación cubrió el cupo establecido. Este año, la fiebre del triatlón ha llegado definitivamente a Galicia y las plazas vuelan, y el nivel aumenta. La salida se hizo en dos tandas, 100 triatletas en la primera, casi cincuenta en la segunda. Pensé que estaba de suerte al salir en la primera, ¡ja!

Se nada en un río estrecho, en el que cien juegan a estorbarse durante al menos ciento cincuenta metros aunque en mi caso, la broma duró hasta bien cerca del punto de giro. Una ensalada de brazos, piernas, mamporros, agarrones y ahogadillas. Al principio pensé que nadaba a ritmo, pero no era así. Llegamos al puente romano y noto que toco el suelo con las manos. Creo que Juanjo se puso de pié emulando a nuestro señor Jesucristo. Mientras prosigo con mi vía crucis particular, me alcanzan los primeros de la segunda tanda, y eso que salían tres minutos después, y purgo mis pecados chocando de frente contra una roca. ¡Mierda!, me había olvidado de que había una roca gigante en la mitad de la “calle”. Salgo del agua jurando que es la última vez que vuelvo a este tri. Nado un minuto y medio más lento que el año pasado.
No sé si me explico

No hay problema. Agarro la bici con la decisión propia de quien recibe una bofetada y se dice “¡esto no queda así!” y se lanza a la pelea sin preguntarse si son uno o veinte. Pues eran casi veinticuatro kilómetros. Un circuito a una vuelta de perfil más bien duro, a la ida subiendo más que bajando. No tengo intención de que me alcance alguien que tire de mí, así que pongo el molinillo en marcha y durante los cinco primeros ascendentes kilómetros me siento como una locomotora humana. Lástima que para ello tenga que poner el plato de 34 y una corona bien grandecita. Da igual, rompo a sudar y recupero la alegría, subo sin mirar el cuentakilómetros y sin preocuparme de si desfalleceré o no. Alcanzo a un grupo, se rompe, me pasa, se vuelve a romper y acabo llegando al punto de giro con un compañero de fatigas que yerra al tratar de agarrar dos botellines de agua, yo fallo solo uno porque no tuve segunda oportunidad.
Tan mal no fue cuando transitaba así de contento.

Efectivamente, fui algo más rápido a la ida de lo que debía y me suelta en la primera cuesta arriba. Y veo a Álvaro y le alcanzo. En ese momento no voy bien, así que me lo imagino detrás pedaleando con su clásico estilo, moviendo un desarrollo brutal con una cadencia baja. De pié encima de los pedales querría alejarme antes de comenzar a bajar. Porque bajando me alcanza, a pesar de arriesgar más que el año pasado. A unos diez, veinte o treinta metros como mucho, siempre le tengo a la vista. Me digo que daré cuenta de él en la carrera a pie. Hasta que aparece un viejo Peugeot que nos frena en los tramos de curvas. Tras algún intento y alguna que otra palabra amable, algo así como “estimado conductor, haga el favor de apartarse que está impidiendo el correcto desarrollo de una competición popular”, Álvaro le adelanta y con el brazo en alto, saluda al hombre. Éste comienza a acelerar cuando circulo con él en paralelo, pero no aguanta el tirón en la primera curva a derechas y le paso limpiamente. Llegamos a Allariz y veo que mi media es de casi 30km/h. Mucho mejor que el año pasado.

Dejo la gorra en boxes y arranco a trotar como puedo. Es bien sabido que la carrera a pie discurre a un ritmo inversamente proporcional al del segmento ciclista. Corremos básicamente por las orillas del río, sobre terreno variado, más propio de un cross que de una carrera de ruta. Me gusta. A veces me pierdo en los cruces, la directora me orienta en el primero, tengo que preguntar en otros dos. Al principio me cuesta, porque funciono como el burro con la zanahoria. Al comienzo del segmento había pasado con facilidad a Silvia. Ahora la oía detrás. En fin, si el estímulo no está delante, al menos, que no me pillen. Acelero cuesta abajo y me adelanta otro triatleta que aprovecha para felicitarme por el blog. Chocamos las manos y sigo su estela, durante unos metros…alcanzo al compañero de fuga que falló las dos aguas, le paso y ya queda menos para meta. Jacobo del Beariz anima a alguien que viene por detrás y ganas no me faltan de decirle que está acabando con mi moral. ¡Qué bárbaro! Llega a meta y da media vuelta para animar corriendo a la cola del pelotón.
Aniceto esprintando a pecho descubierto.

Acelero durante los últimos metros, pero sin fuerzas para alcanzar a otros dos que se juegan “el honor” esprintando para deleite del público. Decían que la carrera tenía una longitud de cinco kilómetros y medio pero, o he aprendido a correr a 4 minutos el kilómetro, o poco más de cinco tendría. En cualquier caso, corro un minuto y medio más rápido que el año pasado.
Jacobo, el animador, soltando al ritmo de carrera del Xocas. Sin comentarios.

¡Qué decir al final! Que este triatlón solo tiene un defecto, y es que no es vistoso para el público. Por lo tanto, ya veremos si vuelvo en 2012, al menos, ya veremos si vuelvo acompañado. Pero me lo he pasado bien, muy bien.
Epílogo
Después de la batalla, todo es darle a la lengua. Mucha vida social, algún encuentro muy agradable con lectores del blog y los dientes largos, larguísimos escuchando a Aniceto su experiencia en Roth. Creo que a André ya le tarda en comenzar la próxima temporada y el Xocas se lo apunta para un futuro.

7 comentarios:

davidiego dijo...

ay Xocas, Xocas, que se te quedan pequeñas las carreras...

Xocas dijo...

"ay" que ganar velocidad, "ay" que ganar resistencia.

Furacán dijo...

No es vistoso para el público? pero si por el mismo precio pueden ver natación, lucha libre, boxeo, ciclismo, sálvame deluxe, atletismo, striptease (masculino en su mayoría) y desfile de boys ¿que mas quieren?

Xocas dijo...

Vaya, vaya, como comercial tienes tus habilidades. Que sepas que más de una identifica triatlón con cierto grado de exhibicionismo, porque, sí, es raro no ver algún que otro striptease. :-D

CiegoSabino dijo...

¿Y dices qua si vas el próximo año para nadar vas a llevar casco y protecciones de fútbol americano?.

Pero vaya, lo demás muy bien.

Triatlòn Nazareno dijo...

ostias xocas para el añoque viene me apunto contigo q tiene buena pinta,buena carrera y disfrutandolaaa ,un saludoooo y no veas si vacilo de camiseta jeje

Xocas dijo...

Ciego, no creo que me dejen, este año ni siquiera podías llevar el amortiguador, estoooo el neopreno.

Nazareno, pues apúntate, pero has de saber que al final lo único que se reparte es agua y plátanos (y también premios para unos pocos).