Después de la primera, vino la segunda:
- Se sabe que cuando una persona lleva mucho tiempo sentada, comienza a perder atención. Se cansa, se apoltrona y por tanto deja de interesarse por lo que le están contando. Así que os voy a pedir un favor. Levantaos...
El público se levanta.
- Abrazad a la persona que tenéis al lado.
Después de cierto desconcierto. Todo el mundo comienza a abrazarse. Miro a la derecha. El señor que estaba a mi lado ya estaba en ello con la compañera que estaba a su derecha. Miro a la izquierda. Mujer de unos treinta años. Seria. Mucho.
- NI SE TE OCURRA
No se me ocurrió, claro. El conferenciante continúa.
- Ahora que os habéis cargado de energía. Comenzemos con la charla...
Bueno, hubo quien se cargó de energía y quien se cargó de adrenalina, consciente de que había estado al borde del abismo. Ya en el descanso el artista se acercó a nuestro grupo.
- Quizás deberías saber que me he jugado mi integridad.
- ¿Y eso?
- Si hubiese llegado a inclinar mi espalda abriendo ligeramente los brazos, me hubiese ganado un guantazo.
El amor estaba en el aire, pero no me enteré.
4 comentarios:
En esas circunstancias y con ese semblante,¿A quien se le iba a ocurrir?
Je, je.
Ese "Ni se te ocurra" lo voy a contar en otras conferencias. Un abrazo.
de buena te libraste!
espero que te llenaran de energía al volver a casa.
Mildolores, a mi no, desde luego.
Álvaro, encantado de conocerte y gracias por pasarte. Me gustó mucho la charla, pero aquí no toca.
Davidiego, en casa un día me ponen las maletas en la puerta. Entre el trabajo y el entreno...Pero no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista.
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