El contable

Todo bajo control. Los documentos perfectamente ordenados, las cuentas claras, los ingresos, los gastos...cada apunte bien apuntado con letra clara. Presumía de tener sus notas bien hechas, fáciles de entender. "Así, cuando falte, cada uno de vosotros sabrá como queda todo. Lo que uno llevó primero, lo que otro obtuvo como compensación. Todos con el mismo trato final, un trato justo y equitativo. Como debe de ser."

¿Alguien todavía cree que se puede tener todo bajo control?

El tiempo pasaba. Completaba sus notas, ordenaba una y otra vez los documentos. A veces rehacía algunos escritos y rompía los papeles viejos, los que podían llevar a engaño por estar duplicados, no actualizados con las últimas noticias, con los últimos cambios. Su familia se había acostumbrado a esa forma de hacer. Era el contable que siempre había llevado dentro el que procedía.

Nadie se dio cuenta hasta que era tarde. Locura transitoria, o pasajera, perdió el control sobre sus actos. Simplemente rompía los papeles. No actualizó, ni cambió, ni corrigió. Sólo rompía sus papeles. Papeles que para él tenían el valor de la ley. Lo que más dolía era saber que se había ido y ninguno se había percatado.

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Por lo de pronto, el Xocas ayer agarró su bicicleta de montaña y pedaleó carretera arriba primero, y monte arriba después, para bajar lo mismo que había subido, pero por distinto sitio. Disfrutando del sol, del aire frío que subía por la ladera de la montaña, de la velocidad en caminos y carreteras desiertas, de las vistas del oceano. El tiempo suficiente para acongojarse de cara a su primer duatlón cross el próximo domingo a la vista de su pobre control sobre la máquina. ¡Maloserá!