La Ría de Vigo está en su sitio. Durante este mes de agosto, la temperatura del agua se ha mantenido estable, ningún día ha estado muy fría, ningún día ha estado muy caliente. Para baños que vayan más allá de lo aceptable por el turista estándar, es recomendable el nado con neopreno. Sin embargo, más días que menos la superficie ha estado revuelta. Pequeñas olas que suben y bajan con mayor frecuencia de lo deseable. Olitas que rompen la brazada, que obligan a tragar agua, que cansan.
Tras la tormenta del domingo, el entreno del martes pareció sugerir que las cosas cambiarían. El agua estaba como un plato, la temperatura perfecta, las orillas seguían a la misma distancia. Únicamente la turbidez del agua y las muchas algas daban fe de que algo se había removido poco antes. Pero fue un espejismo. Ayer, estábamos en las mismas.
Así, el domingo tocará un nado esforzado, además de largo. Pero todo esto no es suficieente para que una banda de chiflados cruzemos la ría, desde Moaña hasta Vigo porque sí. (Porque por el chocolate caliente, no me hubiese apuntado.)
3 comentarios:
habrá churros, entonces..
fuerza!
Eso no es ningún obstáculo.... Llegarás perfectamente a la otra orilla.... Seguro...!!
Davidiego, ¿churros? Llegamos al náutico de una pieza y legales, ¡seguro!
Carles, por supuesto. Muchas gracias.
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