Me quito la camisa por un buen amigo

Hoy por la mañana al llegar a la oficina me encontré un sobre encima del teclado. Sin remitente ni señas y la única indicación de que era para mi. Lo miré con curiosidad, me senté y mientras el ordenador se encendía, lo abrí. Dentro me encontré un reloj. La verdad, fue emocionante.

Nos hemos visto dos veces en persona. La primera fue durante mi viaje a México del año pasado. La segunda durante su visita a España. Nos ligaron asuntos de trabajo, pero pronto conectamos. A mi amigo mexicano le interesan la música, los idiomas, las culturas diferentes, le gusta viajar y acordarse de los suyos. También le gustan los relojes, comprobó que a mi también, y me ha regalado uno suyo. Gracias.

Durante estas semanas hemos aprovechado el tiempo. Hemos ido a la capital...

Comprado libros...

...y pequeños regalos (y auto-regalos).

Me lo he llevado a Ourense...

...y allí a mi cafetería favorita.

Y, por supuesto, al pueblo más bonito de Galicia, Ribadavia.

Nos ha dado tiempo a cruzar la frontera...

...y a cruzarnos con un montón de novias.

En familia hemos disfrutado de la gastronomía de los lugares a los que íbamos.

Ahora cada uno en su lugar, y un océano de por medio. ¡Hasta pronto!