Efectivamente, el libro de Tim Krabbé se lee del tirón. Ya lo decía el doctor. Es uno de esos libros que dan más de lo que leyendo la sinopsis de la contraportada se podría intuir. (De las críticas de los medios especializados poco se puede esperar, suelen ser magníficas por definición.)
Krabbé narra por kilómetros y consigue que la tensión de la carrera envuelva al lector. Sin embargo, este libro ha tenido para mi un efecto no esperado. Después de leerlo me he preguntado qué sentido tiene la competición. O de otra manera, qué sentido tiene a ciertas edades cuando la victoria es todavía más improbable. Cuando se compite por la victoria es difícil encontrar un disfrute en ello. La tensión crece y la decepción es casi inevitable. Incluso cuando se compite con uno mismo. ¿Se deberia entonces abandonar la competición? O mejor aún, ¿se debería dejar de pensar en estas cosas? Los resultados están sobrevalorados, las sensaciones y el trabajo bien hecho deberían primar.
Me gustaría saber si Krabbé sigue montando su bicicleta. Si todavía compite en pruebas populares o si ha abandonado todo ello. Si es esto último creería que fue por pensar demasiado.
7 comentarios:
está contado desde el punto de vista de los que se juegan el podium, pero me considero en los otros 40 que consiguen llegar a pesar de las adversidades y ganarse a si mismos...
(quizás glorifica demasiado el dolor, y la bici, disfrutar, no es sólo eso)
Yo no gano ni a las chapas, pero si esas son las reflexiones a las que invita su lectura, mejor me abstengo.
Si no compito me da algo.
No empecéis la tertulia sin mí, que aún no me lo he pillado.
Ya me haré con él. Me gusta competir pero sin perder el norte.
Tengo ganas de leerlo.
Davidiego, es un apunte interesante pero sólo estoy de acuerdo en parte. Después me explico (o lo intento).
Mildo, no te guíes por lo que me ha llevado a pensar. El libro merece la pena. Yo sólo gano si invertimos la clasificación y no me voy a cortar por eso :-D
Atalanta, a mi también.
Furacán, hace más de una semana que lo acabé. Es de los que te duran un suspiro.
Manu, te he saltado sin querer. Si nos ponemos a comentar el libro lo destripamos. Te esperamos, te esperamos...
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