viernes, 1 de octubre de 2010

Madrid

Estoy un poco saturado de enviar y recibir correos, así que salgo del edificio y camino un poco. El restaurante japonés está cerrado, por ahora. Debo hacer un poco de tiempo. En el Paseo de Recoletos están preparando la feria de otoño del libro viejo y antiguo. Compro un libro viejo.
Fue de Jimena y fue suyo en cuarto. Seguro que algo le preguntaron porque lo ha subrayado y anotado. ¿Le habrá gustado? Cuántos libros nos han obligado a leer. Yo me acercaba a ellos intrigado, con respeto y también con ilusión. Me gustaron casi todos. ¿Habrá sido su caso?
Y mientras como y, después, de camino a Atocha, siento por un momento que Madrid me ha atrapado algo. Y nunca creí que esto fuera a ser así. Supongo que tiene que ver el agradable día de otoño. La luz y la temperatura. Pero Madrid es una ciudad dura. A la que llegan muchos que se contagian de ideas centralistas desbocadas. Unas palabras sucias, el compadreo, la mezquindad y me siento expulsado. Cae la noche y estoy harto.
Pero una fachada sorprendente, el paseo hacia el hotel, una cena que sale bien y un sueño reparador, arreglan muchas cosas. El día amaneció prometedor, como prometen los de la cosa pública; pero todo esto quedó atrás. El Xocas ya está en casa y no hay sitio mejor, que aquel en el que están aquellos con los que quieres estar.

3 comentarios:

Manuel Tintoré Maluquer dijo...

Amigo Xocas, reconozco que leer a las doce y cinco de la noche una entrada como la que has escrito me ha gustado y me ha relajado lo suficiente como para darte las gracias por ello; un abrazo y como suelo decir nos seguimos leyendo.

inma dijo...

Madrid madrid.... es ESTRESANTE.... te lo aseguro.

La próxima vez avisa y no te llevo a un japones, nos vamos a comer un buen cocido castizo....

Xocas dijo...

De nada Manuel, nos seguimos leyendo.

Inma, seguro que lo es, a mi me lo parece y voy de paso. Un día de estos te tomo la palabra y te doy un toque.