El martes adelanté a muchos corredores conocidos durante la carrera. No conocidos porque tenga trato con ellos, más bien porque me los he encontrado en otras carreras o entrenando en el parque o por la playa. Así que al acabar la carrera me sentí satisfecho. Este año he progresado porque estoy entrenando más y, probablemente, mejor. Estoy contento, no diré orgulloso, porque no sería cierto.
Sin embargo, ya en casa, acostado y con la luz apagada, empezé a pensar en que llegará un día en el que no progresaré más. Probablemente no sea dentro de mucho, o quizás sí. Es un pensamiento que me viene con frecuencia. Todo tiene su ciclo, existen las edades del corredor, del deportista o, incluso, del oficio.
Así que ayer, después de que el lunes leyese el prólogo, comencé propiamente la lectura del libro de Murakami, que tan célebre se está volviendo en este mundillo bloguero. Y por la página veinte el autor explica que llegó un día en el que ya no fue capaz de correr la maratón en tres horas y media o tres horas y cuarenta minutos. Esto le sucedió a los cuarenta y cinco años y a ese no poder más, lo llama el "blues de los corredores".
Supongo que cuando esto me suceda volveré a reordenar mis ideas. Perderá importancia mejorar un tiempo o resistir más y cobrará mayor importancia el trayecto, u otro aspecto cualquiera.
4 comentarios:
Yo hace años que no mejoro (o a lo mejor si, si considero mejorar hacer lo mismo entrenando menos jejeje) pero sigo con la misma o más ilusión que el primer día. Siempre aparecen retos nuevos.
La verdad es que la mejora entendida como rebajar tiempos no me interesa mucho (aunque a nadie le amarga un dulce), pero los retos sí. Afortunadamente, estos no se acaban.
Tu ahora lo que estás es en el rock·n roll del corredor, aprovechalo. ¿donde has conseguido el libro malandrin que llevo detras de el tiempo y tiempo?. Un abrazo.
Tanto como R'N'R! No me quejo, me van saliendo las cosas. El libro lo conseguí a través de Círculo de Lectores, en gallego.
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