Cuyo subtítulo es "Como montar en la bicicleta hasta los cien años". Un libraco de tamaño A4 y 357 páginas. Lo ves en una librería, lo hojeas y te dices: "Tiene buena pinta. Es carillo." Otro día en otra librería lees unos párrafos, otro hojeas el índice y, al final, lo acabas comprando. Pues prometía mucho, pero todavía no lo he acabado de leer.
Y eso que realmente no está mal. Capítulos variados que tocan muchos aspectos relacionados con la bici, con entrevistas a tipos famosos y no tan famosos, aventurillas varias y demás. Pero, para ser sinceros, a veces es un poco tostón, por ejemplo cuando habla de ejercicios de gimnasia o posturas de yoga y ni un triste dibujo ilustra el concepto, y otras da miedo.
Capítulo "Ciclismo y sexo". Es de estos que empiezas pensando "la cosa promete", hasta que entras en harina: "En un estudio de 100 pacientes impotentes, este autor ha determinado que sólo se necesita un 11% del peso corporal de una persona para comprimir las arterias del periné, causando una reducción media del 66% en el riego sanguíneo del pene en personas con un sillín de reducidas dimensiones. Al sentarse sobre estas arterias suficiente tiempo, se produce su comrpesión, roce, aplanamiento y acumulación de tejido cicatrizal en las paredes arteriales, explicó este autor [Goldstein], y finalmente se convierte en algo parecido a una pajita para beber que no dejas de masticar, constantemente se estrecha y se aplasta. En el caso de ciclistas que ruedan muchos kilómetros, es una situación de pesadilla". ¡Ay mamaciña querida! Lo que no ha conseguido la escasez de tiempo, la lluvia y el frío, lo va a conseguir un libro que se supone te anima a montar en bicicleta. Pues ya me dejó preocupado.
Más adelante, explica que si deberías cambiar de sillín, ajustar la posición sobre la bicicleta, ponerte de pie sobre los pedales...¡ah! Si se trata de eso, ya mismo. Así que durante la siguiente salida, cada dos por tres de pie sobre los pedales, hasta que compruebo la afirmación del artículo "Pressure during cycling", publicado por BJU International: "El riego sanguíneo del pene de los hombre sanos, que se reduce dos tercios cuando se sientan en una bicicleta durante tres minutos, aumenta hasta un 110% del nivel normal cuando pedalean de pie durante un minuto". ¿Sólo? Yo diría que bastante más, o eso, o me he pasado pedaleando de pie. Por lo tanto, vuelta a la técnica convencional. Para más inri, las únicas veces que he notado un entumecimiento en la zona fue haciendo rodillo sobre el sillín hueco que le puse a la Peugeot. El sillín estándar sin vaciado de la nueva, una maravilla, oiga.
Total, que cuando ya estaba poniendo la bici a la venta en internet, el capítulo concluye que "como grupo, los ciclistas varones experimentaron menos disfunción eréctil que la población masculina general". ¡Hurra! Vamos a celebrarlo, otro día acabo el libro.
6 comentarios:
Que mal rollo el ejemplo de la pajita! en fin... si se ven tantos hijos de ciclistas con sus papás en los podios no es mala señal digo yo...
Bueno... Yo creo que con los apuntes que nos has dado, realmente merece la pena acabar de leer el libro.... Veré si lo puedo localizar en alguna libreria de Barcelona y le hecho un vistazo.... Saludos y espero que la celebración fuese un éxto...!!!
quién te manda leer nada...
se ven los santos y basta.
DAgal, todo esto es muy mosqueante. Dentro de unos años nos vemos comentando en nuestros blogs nuestras visitas al urólogo...
Furacán, ¡seguro que no! Esperemos que no sean adptados...
Carles, gracias por pasarte. Ojo, que el librito también tiene su capítulo dedicado a las lesiones.
Davidiego, ¡es que no hay santos!
Atalanta, nos hemos cruzado. Las visitas al urólogo no me preocupan. Yo ya he cumplido con mis deberes procreadores. El problema son los tendoncillos, ligamentos, cartílagos y demás. Estos me preocupan más.
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